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DE FACTO

05 Diciembre 2017

Miguel Angel Culebro Acevedo

Combatir la corrupción…

¿Le costará la vida a Meade?

“Veo a un México con sed de justicia…”, fue la parte medular del discurso que le costó la vida a Luis Donaldo Colosio, impulsado por Carlos Salinas de Gortari, como la imposición transexenal que le permitiría perpetuarse en el poder, atendiendo los intereses propios y allende fronteras. José Antonio Meade acaba de pronunciar su primer discurso “oficial” ante miles de priistas y, por supuesto, el mensaje es para todos los votantes: “…desde el primer minuto, lucharé contra la impunidad y la corrupción”… ¿le costará la vida también al abanderado impuesto por Salinas de Gortari?

En la política a la mexicana no existe la lógica, mucho menos las coincidencias, sin embargo, Luis Donaldo Colosio fue un político que esperó paciente el momento para aspirar al máximo cargo de poder en el país, a modo de las condiciones que prevalecían y a sabiendas de que debería someterse al escrupuloso manto protector durante el sexenio de Carlos Salinas de Gortari, más no así, una vez que vio consagrada su aspiración a la candidatura, que seguro de sí, antes de llegar a ocupar la silla de Los Pinos, lanzó senda advertencia para el propio Salinas y los funcionarios priistas que antes como ahora, habían llegado a los excesos de la corrupción y ya caminaban presurosos por el desmantelamiento institucional, de los recursos y demás riquezas del país.

Su discurso, el más recordado de todos los políticos, fue para Salinas una osadía y es vox populli que el presidente saliente ordenó su ejecución, para impulsar emergentemente a Ernesto Zedillo, que pese a que no existen coincidencias, Salinas de Gortari sale a escena, para descifrar claramente la imposición de José Antonio Meade y basado en que no hay lógica en política, borra de un plumazo el compendio normativo interno del PRI, para que por la vía de Enrique Peña Nieto fuera impuesto el hoy candidato, sin tener militancia durante su vida pública, pero sujetado férreamente a las condiciones vigentes de las perversidades del poder, ajustándole toda la estructura, toda, -sin excepción-, incluidos los gobernadores, para trabajar para la retención del poder, en aras de seguir sirviendo a intereses extranjeros, encargados del desmantelamiento del territorio nacional.

Dudo que Meade quiera emular la tesis política de Colosio; sin embargo, el juego de palabras que suena a la misma advertencia y con la presencia detrás del mismo siniestro personaje que encabeza, -dijera el otro- a la mafia, le dedique el mismo mensaje y advierta en público que podría llegar al poder, en aras de frenar una revuelta o incrementar el hartazgo social, efectivamente a hacer realidad el discurso de Colosio y haga justicia, empezando por el combate a la corrupción y la impunidad, cuyo cáncer corroe a los mexicanos de todos los niveles, con las más ofensivas ganancias a los de arriba.

Podría ser una estrategia mediática. Frente a la semántica que ha calado hondo entre la pobreza extrema de la geografía nacional, que no son pocos y que más de 60 millones de mexicanos, -de la ciudad de México hacia el sur-sureste-, ávidos de justicia social, el discurso que hace exitosa la campaña que lleva a cabo Andrés Manuel López Obrador, en contra parte, Meade pretenda entrar en el ánimo del electorado, a la otra parte, la que espera respuesta cabal de combatir la impunidad y frenar la corrupción, pese a que su retórica no resulta convincente ante su insistencia de defender las reformas estructurales, que diga lo que diga, le siguen pegando y duro en los bolsillos a los de a pie, que estos estarían dispuestos a todo… hasta defender con sangre un cambio de gobierno y del sistema político: más justo, con aliento y realidad de poder subsistir y con empleo duradero.

Pero si en el fondo, el Meade que demostró a las ínfulas del poder, se preparó para lo mismo que Luis Donaldo Colosio, solapando el ahora candidato, la inmundicia de los de arriba y hasta alentó a proponer esas reformas estructurales para poderse inmiscuir en la mafia y desmantelarla, que pareciera por demás increíble y que una vez logrado su objetivo, hiciera realidad su mensaje, sería verdaderamente insólito, por demás peligroso para el abanderado del PRI, al grado de exponer su vida, que seguramente no le permitirá Salinas de Gortari y la mafia del poder, avanzar con una amenaza de luchar contra la corrupción y la impunidad. No lo escogieron para eso.

¿Y qué le depara a Chiapas?

La elocuencia de las fotos que circulan por las redes sociales, demuestran que Manuel Velasco Coello fue sometido a sumarse al PRI, para sacar adelante la campaña de José Antonio Meade, confirmando con ello que le rentaron la franquicia para el usufructo de la geografía chiapaneca, siempre alineado a las perversas intenciones de sumar al desmantelamiento del país este rincón del sureste, permitiéndole a la vez, -como a todos- engullir a más no poder el dinero público para su beneficio y de unos cuantos.

Está claro que no le permitirán la simulación ni el engaño en la campaña presidencial, que de paso, queda la lectura abierta si le permitirán negociar, además de su impunidad y de su familia, la del resto de la parvada de buitres que le rodean. Para mí que no; sencillamente el PRI no quiere exponerse con los 600 mil votos, del millón y cacho que presumió en su triunfo Manuel para llegar a la gubernatura, de los cuales, por supuesto, con la estructura del PRI y el secuestro de votos que hizo presa de conciencias su antecesor, no llegará al millón, porque las cuentas no le cuadran y sí, por el contrario, la simpatía hacia López Obrador crece.

¿Le permitirán a Manuel jugarle al vivo y las contras a Meade y le de paso a Morena para arrasar también en Chiapas? Si la respuesta fuera lógica, es claro entonces que NO. Pero de eso a que le vienen a desbaratar el escenario electoral local a Manuel Velasco, su rostro en esa fotografía pública demuestra que sí. ¿No tendrá candidato propio para dejar heredado el trono?… por supuesto que NO.

¿Qué suerte les depara a los demás aspirantes, si Roberto Albores Gleason tendría, a fuerza de poder, dinero y represión para elevarlo a la casa de gobierno de Chiapas?…. ese es el dilema que ni Velasco Coello sabe cómo resolver… veremos, que no hay plazo que no se cumpla… ahí está pues… ¡YA!

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