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LETRAS DESNUDAS

10 Enero 2018

MARIO CABALLERO

YO QUIERO SER ALCALDE

Tuxtla Gutiérrez carga el peso de su propia historia. Más allá de la modernidad y el progreso que sólo existe en la información oficial, el sentido común nos permite ver la verdadera realidad, dolorosa y lamentable, que padecemos quienes vivimos aquí.

A fines de 2017 me reuní con un amigo al que por discreción llamaré Stephen. Tiene poco más de cincuenta años de edad y la sabiduría de uno de ochenta. A diferencia de mí, él sí escribe y lo hace, incluso, con la misma facilidad con la que se toma un vaso de agua. Bebe café descafeinado en lugares públicos siempre y cuando tenga enfrente a alguien con quien compartir el momento, aunque sea nada más para burlarse de él o ella. En medio de aquella aleccionadora charla, de repente se apretó la cara con las manos y exclamó: “¡Vivimos en Ciudad Gótica!”. Se refería, por supuesto, a Tuxtla Gutiérrez.

Sin hacer comparaciones con esa ficticia ciudad, ciertamente Tuxtla es una localidad llena de contrastes. Tiene la apariencia de ser como las grandes urbes de México, con parques, zoológico, museos, teatros, auditorios, estadios de fútbol y beisbol, centros deportivos, plazas comerciales, hoteles de cuatro y cinco estrellas, monumentos, edificios emblemáticos, zonas de ecoturismo, además de asilar a algunas empresas transnacionales. Pero por los niveles de pobreza, desempleo y otros problemas, parece ser que eso sólo se trata de una fachada.

Claro, no podemos ni omitir que tiene vida tanto de día como de noche, ni que la culpa del desastre sea sólo responsabilidad del gobierno municipal actual. “La realidad no es más que el reflejo de las acciones de los hombres”, escribió Julia Navarro. Apegándonos a la frase, Tuxtla Gutiérrez es el más vivo reflejo de la corrupción, indiferencia e ineptitud de quienes la han gobernado.

GOBIERNOS PANISTAS

Hace algunas semanas, en redes sociales, se publicó un vídeo en el que el panista Enoch Araujo Sánchez comunicó su intención de ir en busca de la presidencia municipal de Tuxtla Gutiérrez. Como era lógico, sus seguidores aplaudieron el destape y estimaron que el panista será la mejor opción en los comicios venideros. “No hay peor ciego que el que no quiere ver”. El refrán viene a la memoria porque éstos no tomaron en cuenta que cuando Araujo Sánchez gobernó la ciudad hace más de veinte años dejó un muy mal sabor de boca.

Enoch Araujo fue presidente municipal durante el periodo 1995-1998. Con su arribo al poder se abrió paso a la alternancia democrática precisamente en el momento que más se necesitaba. Se creyó que por ser tuxtleco, devoto de Dios y empresario exitoso, trabajaría comprometidamente por el desarrollo de la comunidad y el bienestar de las familias. Sin duda vino a aumentar las esperanzas.

Pero los tres años de su gestión estuvo más preocupado por enfrentarse al gobernador interino Julio César Ruiz Ferro que por cumplir con la encomienda. En lugar de estar haciendo obras, construyendo lazos de colaboración con el gobierno estatal y federal, gestionando recursos, atendiendo las necesidades de la gente y poner a Tuxtla a la par de las necesidades sociales y demográficas, anduvo de tribunal en tribunal y se dedicó a hacer poses demagógicas.

Fue así que aquel empresario llantero, presunto dueño de los Bisquet´s de Obregón, tuvo un gobierno en la simulación. Si en una primera oportunidad como alcalde no hizo nada por los tuxtlecos y como diputado federal, tampoco, ¿por qué pensar que esta vez será diferente?

Araujo Sánchez fue relevado en la alcaldía por Francisco Rojas Toledo, un médico ginecólogo también militante del Partido Acción Nacional (PAN).

Paco Rojas gobernó la ciudad con una desbordante falta de ideas. Si su antecesor había sido un buscapleitos, él era un payaso de circo que buscaba darse publicidad con cualquier cosa. Al terminar su gestión (1999-2001) lanzó una minuta de acuerdo al cabildo de Tuxtla Gutiérrez proponiendo la autorización de bonos de productividad para el cuerpo de gobierno municipal. En eso que acabó por ser el mayor escándalo de corrupción, Rojas Toledo recibió un bono de 2 millones 700 mil pesos.

La actual regidora panista Victoria Rincón Carrillo también administró los intereses de la ciudad entre los años 2001 y 2004. Cuando recibió la investidura Tuxtla mostraba un desmedido crecimiento poblacional que chocaba con el descontento social, con los problemas más básicos que los gobiernos anteriores dejaron sin resolver, la marginación, la pobreza y la falta de obras. Para ella, eso fue algo sin importancia, lo urgente era diseñar una estrategia para exterminar a los zopilotes que poblaban el relleno sanitario ubicado en las inmediaciones del aeropuerto de Terán, alegando que representaban un grave peligro.

Se cuenta que una mañana estando en la oficina de la presidencia, la alcaldesa Rincón Carrillo se levantó de su asiento, tomó su bolso y se dirigió al vertedero de basura junto con un grupo de sus colaboradores para tratar de asesinar a los zopilotes a punta de pedradas. En su locura, Vicky ignoraba que dichas aves son necesarias para la correcta existencia del ecosistema.

LOS SABINISTAS

La vida continuó su rumbo y en 2004 llegó Juan Sabines Guerrero a la presidencia municipal. Con él acabó el reinado de los panistas, pero inició uno peor.

Sabines Guerrero nunca quiso gobernar la ciudad, pues su intención era otra. Nada más utilizó la alcaldía como trampolín para postularse al gobierno del estado. Abandonó el puesto a finales de 2005 y dejó en su lugar a María del Rosario Pariente Gavito, “Chachita”, quien presuntamente desvió recursos del municipio para financiar la campaña electoral que llevó a Sabines a ganar la gubernatura en 2006.

En 2007, Jaime Valls Esponda es elegido presidente municipal y al poco tiempo de haber iniciado su gestión se descubrió que había incluido en la nómina a casi 250 aviadores, y que en complicidad con los líderes sindicales había negociado las plazas del Ayuntamiento para colocar a sus compadres, amigos y parientes. Entre otros fraudes, se filtró la información de que realizó pagos millonarios a constructoras foráneas por obras inexistentes.

Fue durante el mandato de Valls Esponda que se firmó el contrato para la privatización del servicio de recolección de basura con la empresa española Proactiva Medio Ambiente, S.A. de C.V. (hoy Veolia), por la cantidad de 116 millones de dólares. Se rumora que Juan Sabines y Jaime Valls son socios de esa empresa. Además, a esta fiesta de corrupción se unió la reconstrucción del Mercado Juan Sabines que nada más sirvió para la rapiña.

Yassir Vázquez Hernández es hasta ahora el peor presidente que ha tenido Tuxtla Gutiérrez. Rindió protesta en 2010 y abandonó el cargo dejando una deuda de más de 900 millones de pesos. La obra “Qué viva el centro” no sólo fue un dolor de cabeza para la sociedad, sino fue el más descarado atraco al erario público que se hizo con la autorización del gobierno del estado.

El último gobierno municipal emanado de las filas de Juan Sabines Guerrero fue el de Samuel Toledo Córdova Toledo.        Aquí, la corrupción se centró en el pago de aviadores, de obras que no se realizaron o que no se concluyeron, y en el derroche millonario en publicidad oficial. Se rumoró que nada más en la entrega del tercer informe de gobierno, Córdova Toledo ordenó un gastó de ocho millones de pesos, sin contar el pago a medios de comunicación.

¿PARA QUÉ QUIERES SER PRESIDENTE?

En el escenario actual, dos han manifestado que quieren participar en la renovación de la alcaldía.

Por un lado está el diputado del PVEM Carlos Penagos Vargas, que podrá tener buena reputación, habilidad para los negocios y una carrera política alejada de los escándalos. Pero se sabe que cada paso que da es influenciado por su suegra Chachita Pariente. Así que de ser presidente municipal, ¿cómo no creer que la sabinista será el poder detrás del trono?

Por el otro, Carlos Morales Vázquez tiene mucha mayor experiencia, trayectoria, preparación y virtudes que el primero. De lograr la candidatura, su mayor ventaja será precisamente ésta: ser candidato del partido más popular y atractivo del momento: MORENA.

Cuando a Eduardo Galeano un amigo le dijo que el lugar donde vivía era feo, escribió: “Me dolió. Y porque me dolió descubrí que yo quería al pueblo donde vivía”. A la sazón, los aspirantes deben responder ¿para qué quieren ser alcaldes? Porque en verdad, la patria son los problemas que te importan. ¡Chao!

@_MarioCaballero

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