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LETRAS DESNUDAS

21 Abril 2018

MARIO CABALLERO

SIENDO SINCEROS, ME DIO ENVIDIA

No entiendo por qué siendo México un país con un sistema democrático, con leyes para regir y regular casi todo, somos una nación incapaz de sentar en el banquillo de los acusados a alguien, llámese político, funcionario, gobernador o presidente, a que le rinda cuentas a la justicia.

Nuestros diputados y senadores son gente subordinada que responde a intereses particulares. Cuando tienen la oportunidad de cuestionar, confrontar, ¡vaya hasta de brillar!, dejan pasar a los supuestos criminales. Ha habido casos donde los legisladores se ausentan, faltan a la sesión, otros cuestionan cómodamente, muchos guardan silencio y la minoría rara vez suelta una pregunta incómoda, pero que no siempre tiene conexión con lo que se acusa.

Las comparecencias en nuestros Congresos son una simulación, los congresistas las convierten en el momento propicio para lanzar alabanzas, quedar bien con el político, hacer pactos, blindar al amigo, decirle “¡eres un chingón!”. Son, al fin de cuentas, actos donde se trata de cubrir una indignación, pero que nunca llega a tener una consecuencia legal. Pareciera que quienes nos representan les vale poca cosa el dolor y el sentir de la sociedad.

QUÉ EJEMPLO

La semana pasada fuimos testigos de cómo el Congreso de Estados Unidos puso bajo escrutinio a uno de los hombres más poderosos del mundo, el creador y presidente de Facebook, Mark Zuckerberg. Fue llamado a declarar por el escándalo de la empresa Cambridge Analytica en un intento de mitigar las consecuencias derivadas de la violación de privacidad que afectó a millones de usuarios de esa red social.

Para quienes desconozcan los hechos, sucede que Cambridge Analytica es una compañía que tiene su sede en la ciudad de Londres y se dedica a la minería y análisis de datos que combina con la comunicación estratégica para los procesos electorales. Es decir, recaba información de las personas, como gustos, preferencias políticas, intereses laborales, aspiraciones, datos de su trabajo, pasatiempos, sueldo, etcétera, que se la proporciona a los candidatos y éstos puedan armar una estrategia para llegar a la confianza de esa misma gente.

Sin embargo, utilizó Facebook y robó datos personales de 87 millones de personas. Se presume que toda esa información fue vital para que Donald Trump ganara las elecciones presidenciales hace un par de años, pues el magnate era cliente de esa consultora política.

Por eso el Congreso estadunidense sentó a Zuckerberg a explicar cómo fue posible que sucediera ese robo de información y les demostrara que es la persona correcta para continuar al frente de la red social y para suprimir la enorme crisis de confianza entre sus usuarios y anunciantes.

Mediante un escrito, el empresario de 33 años de edad dijo que “Facebook es una compañía idealista y optimista (…) pero ahora está claro que no fue suficiente lo que hicimos para evitar que estas herramientas se usaran para hacer daño. Fue nuestro error, mi error y lo lamento”.

Lo destacable aquí no es que el joven haya asumido su responsabilidad ante el fraude de datos, sino que esas comparecencias sí son de verdad. Durante el primer día, 44 senadores se peleaban porque querían hacerle preguntas a Mark Zuckerberg, y se determinó que cada uno de ellos tendría cinco minutos para cuestionarlo. Los senadores fueron muy puntuales y muy incisivos con sus preguntas. No dejaron escapar casi nada. El dueño de Facebook, vestido con un elegante traje azul marino y camisa blanca, hasta sudó frío. Fue evidente su nerviosismo. En esos cinco minutos, sus cinco minutos, los senadores los aprovecharon para lucirse.

… Y AQUÍ NO PASA NADA

Esa comparecencia se volvió noticia de portada de muchos medios mexicanos. La cobertura del acontecimiento estuvo incluso por encima de los actos de campaña de los candidatos presidenciales. Y la verdad no era para menos. Pues en medio de ese escándalo se cuestionó la legitimidad del Presidente de la nación más poderosa del mundo que no sólo insulta a las mujeres y denigra a las personas de raza negra, sino además les roba sus datos.

Y siendo sincero, me dio envidia, tal como lo anoté en el título de esta columna. Porque la verdad me hubiera gustado que la comparecencia de Gerardo Ruiz Esparza, secretario de Comunicaciones y Transportes, hubiera tenido aunque sea la mitad de la atención de la de Zuckerberg, generara la misma expectativa, pero especialmente que hubiera tenido un Senado a la altura.

No puedo ser necio y no decir que en agosto de 2017 sí hubo cuestionamientos sobre el socavón del Paso Express de Cuernavaca donde lamentablemente murieron dos personas, pero no fueron suficientes para cargarle a Ruiz Esparza la responsabilidad de esas muertes y tampoco tuvo el seguimiento que el caso antes mencionado.

Por ello llego a la conclusión de que vivimos en el país donde la gente es asesinada, donde los gobernadores desvían dinero público, donde los políticos se enriquecen con empresas fantasma, donde niños mueren porque no hay medicamentos en los hospitales, donde después de ocurrir todo esto no pasa nada, donde la impunidad es la única respuesta a todas nuestras dudas.

La verdad qué daría por ver una verdadera comparecencia de Emilio Lozoya, de Angélica Rivera, de Rosario Robles, de Carlos Romero Deschamps, de Manlio Fabio Beltrones o ¿por qué no una de Ricardo Anaya, de Andrés Manuel López Obrador, de José Antonio Meade, de Margarita Zavala, de El Bronco?

Obviamente esos son algunos casos extremos que podrían afectar o evidenciar la complicidad de los aparatos, instrumentos y organismos de justicia, pero ¿por qué no cuestionamos a los actores políticos antes de llegar al extremo? ¿Por qué el Senado, que se cree el contrapeso del Poder Ejecutivo, no llama a estos políticos a explicar desvíos de dinero público y demás acciones que están al margen de la ley?

Y en esas comparecencias no sólo los políticos deberían ser expuestos, también los empresarios, líderes sindicales y representantes de organizaciones no gubernamentales. ¿Qué consecuencia hubo después de la trágica muerte de un niño que recibió un disparo en la cabeza mientras miraba una película en el cine? Nada, todo se resolvió en un comunicado donde los ejecutivos de la cadena “Cinépolis” se disculpaban por el fallecimiento. ¿O qué explicación hay sobre las cinco personas que perdieron la vida en junio de 2017 durante un ataque armado en la región mixteca de Oaxaca y que se culpa a la organización Antorcha Campesina?

No sé, pero es frustrante vivir en un país en el que la rendición de cuentas es despreciada, en el que los informes de la Auditoría Superior de la Federación no tienen ninguna consecuencia, donde los Poderes del Estado no se involucran y dejan que las tragedias pasen.

PREGUNTAS SIN RESPUESTAS

¿Cuál pudo ser el resultado si antes de que el exgobernador de Chiapas Pablo Salazar Mendiguchía obtuviera el registro como candidato independiente al Senado de la República hubiera habido una pasarela de los damnificados del huracán Stan a los que dejó en el abandono o de los padres de los niños que murieron en un hospital público de Comitán hablando del daño que recibieron?

¿Qué hubiera pasado si antes de que Juan Sabines Guerrero fuera nombrado cónsul en Orlando, Florida, los senadores lo hubieran llamado a declarar sobre el adeudo de 40 mil millones de pesos que dejó al finalizar su gobierno?

Creo que esas respuestas nunca las sabremos, y en parte porque nuestro sistema de justicia y nuestros legisladores le temen al diálogo, a confrontar a los culpables, a hablar las cosas de frente.

Así no me queda más que admitir que envidio la dinámica de poder que hay en Estados Unidos, donde los senadores están por encima de los empresarios y demás poderes fácticos.

Y sí, es envidia, porque hablando por muchos de ustedes ¿cuánto estaríamos dispuestos a dar por unas horas de verdad? ¿Cuánto daríamos por tener un Congreso capaz de cuestionar y ser realmente un organismo autónomo que le dé equilibrio a los Poderes, ponga un alto a las aspiraciones de políticos pillos y proponga hacer justicia para los mexicanos?

PARA MAGDALENA

AMADÍSIMA PRIMA, te comento que el prestigioso abogado Raciel López Salazar es el mejor para representar a su natal Tonalá en el Congreso. Goza no sólo de la credibilidad bien ganada por los buenos resultados que dejó tras su paso en la Fiscalía General de Justicia del Estado, sino de la confianza de la sociedad. ¡Chao!

@_MarioCaballero

 

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