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LETRAS DESNUDAS

23 Enero 2015.

MARIO CABALLERO

ITZEL DE LEÓN: UN ENCUENTRO CON LA POLÍTICA

En el inicio de los trabajos correspondientes al tercer periodo de ejercicio de la legislatura local, la diputada Itzel de León Villard, dijo: “Con unidad, diálogo y consenso se lograrán acuerdos para un Chiapas más próspero. Y con plena vocación de servicio, seremos un Congreso plural e incluyente donde tendrán cabida todas las voces”. La expresión de la joven legisladora denota ese compromiso que ha cumplido a lo largo de su gestión y corresponde inequívocamente a las convicciones de la nueva generación de políticos que dan la cara por Chiapas.

En definitiva, Chiapas necesita de una clase gobernante comprometida porque ya no puede perder más el tiempo: tiene un atraso de más de cincuenta años, desastres que de cualquier forma resultan irreparables, miles de familias viviendo en extrema pobreza y sectores amplios de la sociedad que aún no llegan al siglo XXI. Esto a consecuencia de la corrupción sistemática que en el pasado destruyó el honesto nombre de la política y abusó del poder para sólo satisfacer a las élites.

Como habitantes de este estado hemos sido testigos del cúmulo de escándalos suscitados entre los distintos poderes, y nos ha tocado ver el comportamiento servil que ha acompañado al Congreso estatal durante un larguísimo periodo. La memoria histórica revela esa absurda manía que tuvo el poder Legislativo de demostrar sumisión al Ejecutivo, y eso fue parte cardinal de la catástrofe generada por la omisión de funciones y por la que el parlamento debió su descrédito.

Por lo tanto, ¿por qué alcanza tanta significación política lo dicho por la diputada Itzel? Sin usar demasiados alegatos teóricos, es porque la declaración se refiere a dos situaciones elementales: Construir un estado con mayores oportunidades a través del trabajo conjunto y respetuoso entre los mandos del Estado y enaltecer la importancia intrínseca que ostenta la labor legislativa.

QUÉ TIEMPOS AQUELLOS

Resulta inevitable recordar que en otros tiempos el papel del diputado careció de valor para la sociedad: nadie se interesaba en ellos porque ellos no se interesaban en nadie. En la mayoría de los casos, los portadores del título eran hombres de aviesa ambición y hambrientos de poder que se deslindaban por completo de su encomienda para buscar los intereses individuales. Desde luego, esto vino en detrimento del Congreso del Estado que fue víctima de esos hombres que lo dirigieron hasta convertirlo en una institución para el desenfreno, para el desahogo de viejos rencores, para las intrigas a ultranza y llena de frivolidades.

Así fue como se alejó el parlamento de su responsabilidad para servir entre otras cosas de instrumento para desatar desde allí las más infames cacerías políticas en contra de los enemigos de los gobernantes. Los resultados de la infamia y perversidad hasta el día de hoy persisten como heridas en cada hombre, mujer y niño marginado, sin oportunidades de desarrollarse y sin los más mínimos aspectos de una vida digna.

Al Congreso del Estado no se le conoció como el lugar donde se generaban ideas para el bienestar del pueblo, sino el sitio donde se escribieron las más oscuras historias y conspiraciones para detentar el poder y lograr el dominio absoluto. Jamás ahí se crearon leyes para favorecer y proteger los intereses de una colectividad cargada de necesidades y ávida de atención. Por el contrario, fue el escenario donde se desataron barahúndas de corrupción.

El trabajo del congresista no era hacia la gente, sino al régimen del momento. Nunca los diputados fueron dignos de llevar la distinción, pues se constituyeron empleados del Ejecutivo, al que le rendían tributo y obediencia en menoscabo de una sociedad que fue orillada a adoptar la resignación como el único modo de venganza a la indiferencia del gobierno.

Imposible olvidar las vilezas de Tito Rubín Cruz como  diputado presidente de la Gran Comisión. Sus disparates y desatinos hicieron de su liderazgo una burla al nivel de honorabilidad que merece la política. O las sospechas de desfalco en el periodo de Milton Morales Domínguez, donde hay suspicacias de un grosero despilfarro de los dineros del pueblo que enriqueció a todos los integrantes del Congreso, quienes engrosaron sus cuentas bancarias, se hicieron de residencias y departamentos en el Distrito Federal o en Cancún, autos del año y negocios a costa del erario público.

No podemos obviar que a lo largo de la historia Chiapas ha procreado a hombres ilustres de la política, como Luis Espinosa López que fue un hombre íntegro que dignificó el trabajo del legislador o el ejemplo de integridad y valentía del Dr. Belisario Domínguez cuando se enfrentó en aquel episodio histórico al traidor Victoriano Huerta. Pero por desgracia han sido casos especiales entre un mundo de asuntos inmorales.

EL QUIT

Escuchar a un congresista como De León Villard referirse en esos términos, es sin duda un encuentro con la razón de ser de la política, con ideales y valores más ajustados a la realidad y a los días de cambio que nos ha tocado vivir.

Pese a su corta edad, pues la diputada Itzel es muy joven, posee un presente muy brillante y un futuro prometedor en la política nacional. Su trabajo de tiempo completo y cercano a la gente es la fórmula de su éxito, y en virtud de ello alcanza en la actualidad el grado de paradigma de la juventud y de la feminidad chiapaneca.

Avanzar en la agenda legislativa es el tema que propone la congresista De León Villard, porque hay urgencia en Chiapas y puntos fundamentales que interesan a todos, como el desarrollo, la paz social, la solución de conflictos, la justicia, la apertura de mayores oportunidades y la edificación de un futuro mejor.

@_mariocaballero

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