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DE FACTO

18 Julio 2017

Miguel Angel Culebro Acevedo

Manuel… el sepulturero del Verde.

“Con dinero baila el perro”…

Pensé que era una broma; que Manuel Velasco pretenda ser presidente de la república, por el Partido Verde o cualquier coalición con este, pero no con el PRI. Quien, para Enrique Peña Nieto, fuera nombrado con peculiar y falso afecto: “Manolo”, hoy para el presidente de la república simplemente es Manuel, quien se le ha caído de la gracia, porque Manuel no sólo está en subasta, sino que, en un callejón sin salida, asustado y muy atento a lo que suceda con Javier Duarte, -que es su inspiración, junto con Peña Nieto para los negocios y desvío de recursos-, efectivamente tiene la osadía de buscar la candidatura del Verde a la presidencia y aunque sueñe ganar la silla de Los Pinos, sabe que esa no será una realidad, que al final el partido que lo elevó al poder –cimentado con el PRI-, pierda su registro nacional, que es a lo que está expuesto para las elecciones de 2018. ¿Querrá rescatarlo… para qué?

A partir de las elecciones del estado de México y las que se discuten en el seno del INE este lunes, para definir las trampas en las elecciones de Coahuila y Nayarit, que sin duda alguna deben anularse, Manuel está convencido que la alianza que hizo en las entidades donde hubo elecciones el pasado 4 de julio, el Verde no abonó lo que desde Los Pinos esperaban y, por supuesto que confirmaron las traiciones de sus operadores, cuya orden fue dividir el voto, como en el caso del estado de México, que llegaron a Neza a favorecer al PRD y no exactamente apoyar con votos directos a favor de Alfredo del Mazo. Lo mismo sucedió en Quintana Roo en las elecciones del año anterior.

Manuel ha sido descubierto por su protector y le informaron a tiempo a Enrique Peña Nieto. Pero para Manuel Velasco, lo que opine el presidente de la república a estas alturas, lo tiene sin cuidado: no le quita el sueño, porque está convencido que no pasará la misma suerte que Javier Duarte, Beto Borges y la demás parvada que aún está por terminar en 2018. No le preocupa, hasta está dispuesto a pedir licencia para buscar ser candidato a la presidencia, ya que también el iluso aún gobernador se siente traicionado por Peña, al creer que sería oficialmente el candidato de la alianza PRI-Verde, para la presidencia en 2018. Ahora sabe que de llevarse a cabo esa alianza, irremediablemente perderán la elección presidencial, expuesto el Verde además, de perder su registro.

En ese escenario, si los sesudos que alimentan la mente de Manuel, prevén la inminente derrota en 2018, pese a los coqueteos o amagos de Peña Nieto al PRD y demás servidumbre del presidencialismo en turno, para hacer un “Frente Amplio”, Manuel prefiere ponerse en subasta, siempre y cuando sea él quien encabece la gran alianza, por el Verde, porque está convencido que en Chiapas no tiene ningún problema para obligar a las dirigencias en el estado de todos esos partidos, perdiendo la dimensión que un millón 300 mil votos que obtuvo, no representan nada en el escenario nacional para ganar la elección presidencial.

Pero dejo a un lado tan descabellada pretensión. En lo doméstico, Manuel será el sepulturero del Verde, si incluso no llegara su dirigencia nacional a aceptar la pretensión de ir solos a la presidencial. Está convencido, al menos así lo han engañado desde púber, que se merece eso y más, como la insistencia obscena y ofensiva de la señora de Duarte, -chiapaneca por cierto- con aquella actitud demencial escolar de Karime: “Merezco abundancia… merezco abundancia… merezco…”.

Manuel está convencido que “con dinero baila el perro”. Es una práctica despiadada, arrogante, cínica y de imperdonable ofensa a la pobreza que aprendió desde niño, que para el caso, está dispuesto a retener el poder con toda la servidumbre de la auto llamada “clase política”, sometida a más no poder y ambiciosa por consecuencia, que a la perfección han aprendido que el servicio público es todo, menos servir. Son aves de rapiña, hienas en manada dispuestos a disputar la presa, cuyo suculento erario público, lo que menos les importa a más de mil aspirantes a cargos públicos, es doblar la cintura hacia abajo y poner el cuerpo al servicio del poder.

Todo indica que Manuel dispondrá de todo el dinero púbico que mantiene a buen recaudo para imponer al gobernador que le tapará la espalda y sellará a piedra y cemento el lodo y la inmundicia del abuso y depredación de los recursos públicos. Está dispuesto a enfrentar al mismo PRI, pero también está a la orden de hacer ganar a Morena, siempre y cuando le garanticen la impunidad que pide a gritos.

Pese a que dio una pequeña señal con los despidos de miles de trabajadores del gobierno del estado, a quienes, para sorpresa de todos, los han liquidado en términos de la ley federal de trabajo, mandó además un guiño temporal, de muy corto tiempo, estar dispuesto a la reconciliación con todos los sectores de la entidad e incluso, reinició sus baños de pueblo con su “canasta básica”, cuyo disfraz electorero “de corazón a corazón”, le permitió comprar conciencias a precios de ofensa, administrando la pobreza extrema que incrementó en Chiapas.

De esas reconciliaciones, algunas cámaras, entre ellas la de los empresarios recuperaron el aliento, pensando que la señal de reconciliación incluye el pago de deudas a proveedores, tan añejas, pero actuales, porque no son deudas personales del gobernador en turno, sino institucionales, pues los proveedores sirvieron al gobierno del estado, no a la persona que gobierna, pese a que sea el gobernador quien ordena no pagar, hasta que él lo decida, y a quienes pagar.

En ese contexto, Manuel prepara y alienta las aspiraciones de José Antonio Aguilar Bodegas, Eduardo Ramírez Aguilar, Rutilio Escandón Cadenas, Fernando Castellanos Cal y Mayor, que de todos, ninguno levanta en el ánimo de los electores, estos últimos a los que el gobernador sigue confundiendo como perros y que los hará bailar al son del dinero para que acudan a las urnas. Puede llevarse una sorpresa, como se la llevaron todos los operadores en el estado de México.

El dilema para Manuel es decidir a quién dejar de interino, porque no confía en ninguno de los que aspiran a la elección constitucional; operarían para cualquiera, menos para favorecer a Manuel y su imposición. Si de algunos de los nombrados, Manuel decidiera imponerlo en la elección constitucional de 2018, y pide licencia, sin duda pensará en otro incondicional por demás mostrado y será quien opere las órdenes de Velasco para sacar adelante la elección local; sin embargo, no sólo será el asunto de la elección, sino levantar el cochinero y desorden que dejarían sus subordinados, que cual más, tiene observaciones de desvío de recursos. No falta mucho; la pista la dará Peña en la Convención Nacional del PRI y para octubre, Manuel decidirá si se va o se queda a sepultar al Verde… ahí está pues… ¡YA!

 

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