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DE FACTO

08 Julio 2017

Miguel Angel Culebro Acevedo

El infierno de los priistas…

El poder por el poder… Cueste lo que cueste.

La disputa al interior del PRI en Chiapas, que es el reflejo de lo que acontece en esas filas a nivel nacional, es “una lucha cantada”, cuya obsesión por el poder, allende fronteras de este saqueado y miserable rincón del sureste mexicano, da paso no solo a la división de su militancia, sino que enfrenta entre sí a los chiapanecos, a los mexicanos y para maldita la cosa, por el mendrugo que no les permite saciar el hambre, pero en el acarreo, se dejan administrar la pobreza. La candidatura por la gubernatura del estado pone a los chiapanecos en el umbral, como hace cinco años: a defender parcelas a sangre y fuego.

La disfrazada asamblea estatal del PRI, “convocada” por Roberto Albores Gleason, presidente estatal de ese partido, que deja de manifiesto nunca ha sido líder del mismo, en lugar de sumar a la causa del tricolor, sumó incondicionales para de ahí mismo, este jueves, sacar a sus delegados y obtener por encima de lo que “opine” el aún gobernador, Manuel Velasco, la ansiada representación en las boletas para contender en 2018, bajo la advertencia a gritos a los cuatro puntos cardinales. “el candidato lo elegiremos los priistas”…. Claro reto a Manolo, ante la advertencia de que el candidato del Verde, el gobernador ya sentenció que será elegido en Chiapas y no permitirá la imposición del PRI.

Albores Gleason demuestra estar convencido que una alianza con el Verde para 2018 no garantiza el triunfo del PRI y mucho menos si Manuel Velasco pretende imponer al candidato, pese a que el gobernador ha emprendido de nueva cuenta el peregrinar por toda la entidad, llevando migajas y falsas esperanzas, para recuperar los votos, que no la credibilidad, cuyo hartazgo se siente en cada hogar de las ciudades más importantes y más pobladas, así como en rancherías y ejidos, donde la miseria se ha incrementado, pese a la falacia de los “apoyos sociales” y su fraudulento programa “de corazón a corazón”, que le permitió acarrear a las urnas a los que administra su pobreza, en las pasadas elecciones locales.

Roberto Albores es la hechura política de su padre; no solo es su primogénito, sino además su formación política, para ser la extensión del poder, muy a pesar de la intromisión del gobernador en turno, que lo sabe a la perfección Albores Guillén, -el satanás mayor-, pero que a la hora de disputar el poder, no solo mete las manos un exgobernador, sino todo el cuerpo y hasta de los amigos de los amigos del que manda a nivel nacional.

La disputa real del poder diagnostica en Chiapas la disputa nacional; aquí se ven claras las fuerzas y empatías de los grupos del centro del país. Así como se ve con claridad el interés de Manlio Fabio Beltrones, a través de Willy Ochoa, se ve también el interés en José Antonio Aguilar Bodegas. El primero con los ímpetus propios de su juventud y el otro, con el colmillo más que retorcido y en aras de ir a buscar acomodo en Morena, ante la amenaza de Manuel Velasco, de imponer con una alianza casi total, al Jaguar Negro, Eduardo Ramírez Aguilar, pese a que tiene confirmado que no levanta, con todo y los millones de pesos, -más los que le falta por gastar- para engrandecer su imagen.

Los lastres de la imposición de candidatos incrustados en el Verde en la elección pasada, de alcaldes y diputados locales, cuyos pendientes retumban en sangre y fuego en la zona indígena, es el diagnóstico preciso del fracaso del partido convertido en ave de rapiña, -otrora exótica- y repudiado a más no poder, con lo que públicamente se demuestra el hartazgo, sobre todo por el pillaje y saqueo de las arcas públicas, con todo y que distribuyen las ofensas disfrazadas de despensas, dinero a mujeres, disfrazadas de madres solteras y sin duda alguna, de nueva cuenta para el próximo ciclo escolar, las mochilas, uniformes y útiles escolares que seguramente serán quemados en plazas públicas.

Manuel Velasco está dispuesto a todo; retener el poder y lograr la impunidad por los pésimos resultados de este gobierno, habiendo dejado en la quiebra a miles de empresas, medianas y pequeñas, de las que ya ordenó al secretario de Hacienda, Humberto Pedrero que no se pague nada y “sigan dando largas a los acreedores”, es el capricho de su obsesión, de materializar sus complejos y traumas infantiles y el pánico de poder ir a la cárcel, si llegara a ganar Morena y si al final se suman al Peje los que aún coquetean con Peña Nieto: PRD total.

El magisterio, trabajadores de Salud, incluidos del IMSS y del ISSSTE, así como demás organizaciones sociales, que tienen cuentas pendiente con Manuel Velasco y Peña Nieto, son la pesadilla tanto del presidente de la república, como del gobernador en Chiapas. De ahí que le urge a Manuel Velasco y hasta a Roberto Albores Gleason, saber cuál será la línea que marcará Peña en el Consejo Político Nacional del tricolor para el próximo mes, que dé luz de quien podría ser el agraciado para encabezar la alianza que pretenden el grupo mafioso que está detrás de Los Pinos.

Por más sondeos y encuestas disfrazadas, ante la urgencia de saber hacia dónde apostar sus canicas, todo indica que los urgidos de impunidad habrán de esperar hasta después del 1 de septiembre, día en que retiemble en sus centro la tierra mexicana, tras un informe de Peña por demás blindado de seguridad y de ahí hasta octubre, cuando Manuel se desencante, pese a prender sus cirios a Miguel Angel Osorio Chong y a Rafael Moreno Valle.

 

De los hombres más confiables para impulsarlos, algunos al Senado y otros a las diputaciones federales para cubrirle la espalda, Manolo sigue confiado, aunque llegado el plazo de imponer, puede llevarse la sorpresa más desagradable, pues todos quieren y, quienes añoran llegar a la gubernatura, no le perdonarán haberles jugado sus aspiraciones para dejarlos en el traspatio, cuya servidumbre no tendría derecho ni de entrar a la cocina… ahí está pues… ¡YA!

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