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LETRAS DESNUDAS

18 Febrero 2015-

MARIO CABALLERO

AYOTZINAPA: CEGUERA COLECTIVA

Luego de casi cinco meses del caso Ayotzinapa ya no se sabe qué es lo más lamentable: la incapacidad del gobierno federal para resolver el drama y dar una respuesta confiable tanto a los principales afectados como a la sociedad civil que ha estado atenta al desenvolvimiento del asunto, o la ola de crímenes en varios estados de la República bajo una falsa solidaridad con los 43 normalistas desaparecidos, o la terrible ceguera colectiva.

Es entendible que las manifestaciones forman parte de la vida pública y democrática de nuestro país, pero pretender justificar la violencia argumentando que se trata de solidaridad con las víctimas, y hacer creer que el vandalismo es tan solo un método para presionar a las autoridades para que se haga justicia es un vil engaño. Y también lo es calificar el atentado contra los normalistas como un crimen de Estado dado el cúmulo de información al respecto.

La matanza de los normalistas se ha comercializado políticamente durante todo este tiempo. Los acontecimientos se están leyendo al revés, ven inmolación donde solo hay impunidad. Porque incendiar inmuebles, tiendas, autobuses de pasajeros; secuestrar camiones, autos, casetas de cobro; tomar edificios públicos, plazas y centros comerciales; causar destrozos, violar el Estado de Derecho y los derechos civiles e individuales de las personas visiblemente no es y nunca será solidaridad, sino una portentosa lucha por la desestabilización social del país.

NO HAY CRIMEN DE ESTADO

Con la detención de Sidronio Casarrubias, líder de los Guerreros Unidos, el 16 de octubre de 2014, se aclaró en gran parte el crimen a los normalistas. Sin embargo, el 15 de enero del presente fue aprehendido Felipe Rodríguez Salgado, alías El cepillo, y parece ser la clave para despejar todas las dudas sobre lo sucedido ese violento 26 de septiembre.

El cepillo era jefe de sicarios para Guerreros Unidos en Iguala, que junto con César Nava, subdirector de policía de Cocula, realizaba el trasiego de droga e impedía que grupos antagónicos entraran a esa zona. En días pasados, la Procuraduría General de la República hizo pública la siguiente declaración de El Cepillo:

“El Chuky me llamó por teléfono y me dijo que iba a entregar paquetes (rivales en el negocio de drogas) que eran de Los Rojos y me los entregó en Loma del Coyote. Llegando al basurero de Cocula bajamos a los estudiantes de la camioneta percatándome que unos ya estaban muertos creo que por asfixia, siendo que iban hasta abajo y quedaban vivos aproximadamente entre 15 y 18 estudiantes. Al llegar al basurero me percaté que todavía estaba prendido el fuego y muchas cenizas. Me dan la orden de El Gil (lugarteniente de Sidronio Casarrubias) que fuera a recoger las cenizas para tirarlas al río, por lo que ordené al Pato que fuera a comprar bolsas de plástico y nos regresamos al basurero para recoger las cenizas con una pala que llevaba en la camioneta”. Posteriormente regaron las cenizas en el río Atoyac.

Agrego otros datos:

      No fue una persecución y una balacera. Las declaraciones de los detenidos sugiere que fueron dos los enfrentamientos con los normalistas.

      Los estudiantes estaban armados. Cuando los policías disparan contra los camiones, varios “estudiantes” bajan de ellos y responden a la agresión con armas de fuego. Y una vez abajo amenazan a los automovilistas y les roban sus autos para huir del tiroteo.

      A uno de los estudiantes herido durante la primera balacera, que después fue ultimado de un tiro en la frente y desollado, le arrancaron los ojos.

      Policías de Iguala y de Cocula confesaron estar ligados al crimen organizado y haber entregado a los 43 normalistas a integrantes de los Guerreros Unidos.

      Los estudiantes capturados son identificados como integrantes de la banda de Los Rojos.

No hay crimen de Estado. Si nos atenemos a la información no podemos suponer otra cosa que lo sucedido se trató de un ajuste de cuentas entre bandas criminales, porque la saña con que los mataron, desmembraron y quemaron hasta las cenizas, es propio de los especialistas en causar dolor y terror. ¿O de qué otra forma se puede entender el odio y la ira con que fueron perseguidas estas personas para después torturarlas y ejecutarlas?

No hay crimen de Estado. La ferocidad en el caso Ayotzinapa no es un procedimiento propio del gobierno, pues nunca se ha visto el uso de métodos de tormento para enviar un mensaje político, pero sí es de las bandas criminales. Ahora, ¿cómo entender que los normalistas estuvieran armados y se enfrentaran a tiros durante más de 40 minutos como si se trataran de sicarios y no estudiantes?

MANIPULACIÓN POLÍTICA

Impunidad y no justicia es lo que hay detrás de las manifestaciones. Anarquistas y no defensores de los derechos humanos son los que convocan, organizan, subsidian los gastos y dicen cómo actuar para supuestamente presionar al gobierno para que haga aparecer a los estudiantes. Revanchismo y no lucha social es lo que impera y mueve ciegamente a la gente.

Vándalos y no mártires es lo que eran los estudiantes aniquilados con comprobados nexos con el crimen organizado. Y al número incuantificable de sus agresiones se suma el homicidio que cometieron el 12 de diciembre de 2011, donde al prenderle fuego a una gasolinera en Chilpancingo, Guerrero, matan de quemaduras graves al despachador Gonzalo Miguel Rivas Cámara.

Tristemente, el pueblo ha sido arrastrado por el calor del momento, por la desinformación y el juego de intereses de los que están detrás del lema propagandístico Crimen de Estado. Además, los familiares de los “mártires” despreciaron las evidencias de las investigaciones para acoger la falacia porque eso era lo que querían oír (“Están vivos/El gobierno los tiene secuestrados/El gobierno tiene que pagar por las muertes”), sin importarle que la información fuera falsa y los hechos estuvieran tergiversados.

Al final, la gran mayoría de la sociedad que creyó la mentira se hizo cómplice de la embuste, produciendo con sus supuestos “actos de justicia” un amplio espectro de situaciones delincuenciales, ejercicios de supremacía, ignorancia, desdén por los derechos humanos y anarquía salvaje.

Para entender el drama actual y el comportamiento de los supuestos “justicieros” hay que observar tres cosas: la primera, el empecinamiento por culpar al gobierno de los homicidios; segunda, el material político que significa hacer creer a las multitudes que los estudiantes aún siguen vivos y que persistan las marchas, los reclamos y la destrucción sin escrúpulos. Tercera, que no eran simples y comunes estudiantes, sino criminales.

PARA MAGDALENA

Querida prima, el senador Roberto Albores Gleason está trabajando sin descanso a favor de los chiapanecos. Con una convicción que solo los políticos de alto nivel poseen destacó la aprobación de una reforma que establece nuevas disposiciones para la contratación de la deuda pública, con el objetivo de que los préstamos a estados y municipios realmente sean en beneficio de la gente. La urgencia de esto lo sabes tú y toda la sociedad mejor que nadie. No queremos más fraudes e impunidad… La diputada Itzel de León Villard demuestra con holgura ser una mujer comprometida con su pueblo, con su encomienda y que entiende a la política como la mejor vía para otorgar los beneficios sociales al pueblo de Chiapas, ya que con gran inteligencia propone una agenda legislativa que motiva el desarrollo de Chiapas y una mejor calidad de vida para las familias… Y como ya estoy cansado, au Revoir.

@_mariocaballero

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