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LETRAS DESNUDAS

10 Marzo 2017

MARIO CABALLERO

YO TE FELICITO, MUJER

 

  • ¿Ya está la comida?

 

  • Buenas tardes, Alfredo –respondió Josefina con tono sarcástico-. Primero salúdame que no soy tu criada.

 

  • Vengo de estarme jodiendo el lomo y tú sales con tonterías. Te pregunté si ya está la comida, sino me largo a comer a otra parte.

 

  • ¡Ah bueno! Conque el joven tiene a donde más ir a comer. Bonitas cosas le aprendes a tu padre.

 

***

 

  • Otra vez le está pegando, éste –dijo Martha a su hermana al oír los gritos y el llanto de su vecina de junto.

 

  • Pero así le gusta vivir a ella. Yo ya lo hubiera mandado a la goma. Ni que estuviera muy guapo el hombre.

 

  • Deja tú lo guapo, sino lo pobre.

 

  • Y lo borracho.

 

  • ¡Ay, Dios! Oíste. La va a matar. Como que la está somatando contra la pared.

 

  • Le voy a avisar a la dueña para que venga a hablarle a este güey.

 

  • Dile que le hable a la policía.

 

Martha vivía con su hermana en un pequeño cuarto de vecindad, modesto pero cómodo. Ella trabajaba en una estética. Su hermana estudiaba en la UNACH. Y desde hacía dos meses tenían de vecinos a una pareja de jóvenes que vivían en unión libre.

 

Él trabajaba en un taller mecánico a tres cuadras de la vecindad y ella, por las mañanas, atendía un cibercafé. Se llamaba Mónica. Tenía 19 años y una voz muy atiernada. Su cabello, lacio teñido de rubio, la caía hasta los hombros y el pronunciado abdomen daba la apariencia de que estuviera embarazada, pero no.

 

La vecindad era un edificio de cinco pisos, con dos cuartos amplios en cada uno de ellos. Martha y su hermana la universitaria vivían en la planta baja, donde a través de un largo pasillo se comunicaba la vecindad con la vivienda de los propietarios.

 

Cuando llegó doña Aidé con la inquilina, se escuchaban más fuertes los gritos de Mónica. Toc, toc, toc…

 

  • Abran, por favor –pedía doña Aidé. Los ruidos de la golpiza y los quejidos cesaron de un jalón.

 

  • ¿Quién es? –preguntó el muchacho.

 

  • Abra la puerta. Si no llamaré a la policía –atrás de doña Aidé, su esposo guardaba silencio.

 

  • Ahorita abro. Permítame, por favor –pasaron varios segundos antes de que abriera.

 

  • ¿Por qué le estás pegando a la muchacha?

 

  • No le estoy pegando.

 

  • ¿Y cómo no? Si hasta allá atrás se escuchan los porrazos que le estás dando a esta pobre mujer.

 

  • Pero si no le estoy pegando, sólo jugábamos.

 

  • ¡Ajá! ¿Qué pasó, hijita, estás bien? –preguntó doña Aidé mientras veía el desastre que había dentro de la habitación, con ropa, trastes y toda clases de objetos regados por el suelo.

 

  • Sí, señora. No se preocupe. Solamente estábamos jugando –respondió Mónica mientras se arreglaba el cabello y se secaba los ojos.

 

  • ¿Y por qué gritabas?

 

  • ¿Yo? No –dijo Mónica, agitada-, nada más jugábamos. ¿Verdad, mi amor?

 

  • Sí. Yo no le estaba pegando.

 

Afuera del Congreso del Estado de Chiapas, un grupo como de quinientos indígenas del municipio de Oxchuc, en su mayoría hombres, exigían que se anulara la elección de julio de 2015, donde una mujer había sido elegida presidente municipal.

 

Entre tanto, un reportero de un medio local se acerca a uno de los manifestantes y le pide una entrevista.

 

  • Sí. Lo que pedimos es que se anulen las votaciones pasadas para que podamos elegir al presidente de acuerdo a nuestros usos y costumbres, porque según nuestros usos y costumbres una mujer no puede gobernarnos.

 

  • ¿Por qué? –pregunta el reportero.

 

  • Porque la mujer nació para parir hijos, criarlos y atender a su marido. No para estar en la política que, como los negocios, es cosa de hombres –dijo el entrevistado.

 

Frente al Palacio Legislativo había decenas de hombres pateando la puerta de entrada, colgaban pancartas y lanzaban consignas contra el gobierno estatal. Alrededor de ellos estaban más hombres en pequeños grupos, con palos y machetes. Más allá se veía a unas cuantas mujeres amamantando o dando de comer a sus hijos. Tenían los pies descalzos, callosos, malolientes, mientras sus esposos vestían, si no como manda el manual de Carreño, al menos con ropa limpia y zapatos. Los más pobres con huaraches.

 

***

 

  • ¡Qué tal, Norma! Siéntate, por favor. Estoy leyendo en tu currículum que tienes la licenciatura en Contaduría Pública, una maestría en Administración orientada en Organizaciones -ya con cédula- y varios cursos en actualización fiscal, finanzas y planeación estratégica. Muy bien –dice el jefe de departamento contable-. Estás bastante preparada. Pero veo que tienes muy poca experiencia, y no muy de acuerdo con el perfil que estamos solicitando.

 

  • No es problema. Con la debida capacitación puedo hacerme cargo del puesto, licenciado –dice Norma-, y la verdad no necesito mucho tiempo para poder aprender cómo funciona todo.

 

  • Sí, pero… A ver dime tres razones por las que debo contratarte.

 

  • Primera, tengo la preparación académica, y aunque mi experiencia sea poca es suficiente para llevar la contabilidad de esta empresa. Segunda, soy responsable y…

 

  • Eso no es suficiente. Convénceme, ¿por qué debo darte el trabajo a ti y no a alguien más?

 

  • Como le comento, licenciado. Mis estudios son sufi…

 

  • Antes de que sigas aburriéndome. Voy a ser más claro. ¿Qué estás dispuesta a hacer para quedarte con el puesto, toma en cuenta que allá afuera hay otras personas que quieren lo mismo y, quizá, mejores que tú?

 

  • Pues trabajar duro –responde-, aprender lo más rápido posible el funcionamiento de la empresa y dar tiempo extra para lograr los resultados que esperan de mí.

 

  • No me estás entendiendo. A ver –dice el contador. Se pone de pie y camina hacia Norma. Con mucha lentitud, como queriendo sorprenderla con su gallardía y espalda alta. Jala la silla que está al lado de Norma y la pone con dirección hacia ella, y se sienta con las piernas abiertas. Y antes de seguir hablando se acaricia la entrepierna-, ¿qué estás dispuesta a darme, Norma?

 

  • No le entiendo, licenciado.

 

  • Si es fácil. ¿Necesitas el trabajo, verdad?

 

  • Sí.

 

  • Entonces –el hombre se da dos palmaditas sobre el muslo derecho y le giña el ojo a la bella joven-, ven aquí, preciosa, y dime qué estás dispuesta a hacer.

 

***

 

El miércoles fue el Día Internacional de la Mujer, pero en verdad ¿hubo algo por qué celebrar? Casos como los ejemplos de arriba se dan todos los días en todo México y sin que nadie haga algo por frenarlos. El presidente Peña Nieto, en un evento conmemorativo en Los Pinos, convocó a toda la sociedad mexicana a luchar de manera frontal contra el machismo, pero…

 

Aún con los grandes espacios que han venido ganando las mujeres en las últimas tres décadas, aún sufren acoso laboral, violencia intrafamiliar, perciben un salario menor por el mismo trabajo que realiza un hombre y en algunas ocasiones tienen que pedirle permiso a sus esposos para salir a votar, ya no digamos contender por un cargo público.

 

Por eso felicito a las  miles de mujeres que en su día salieron a protestar a las calles, no a celebrar, sino a exigir equidad de género, seguridad por los crímenes sexuales, justicia para las víctimas de feminicidio y respeto a sus derechos humanos, laborales y políticos.

 

Ya basta de impunidad. Ya basta de machismo. Las mujeres nunca han sido el sexo débil, sino el elemento perfecto de coexistencia.

 

El Día Internacional de la Mujer no debería ser en México una fecha de celebración triunfalista, debería ser un día en el que se reconozcan sus logros pero sin olvidar que los crímenes aún siguen ahí, y que como sociedad debemos concentrar la fuerza judicial, política y la ética del gobierno para evitarlos, porque esto no se trata nada más de un asunto de justicia, sino también de reconstrucción social.

 

POLÍTICA PARA MUERTOS DE HAMBRE: ¿Permitirá el priismo chiapaneco que Arely Madrid, Sami David David, Aquiles Espinosa y otros priistas con cargos en el gobierno estatal se adueñen de la dirigencia en Chiapas?

PARA MAGDALENA

 

AHORA SÍ el Partido Nueva Alianza tiene líder. El maestro Rosendo Galíndez está reforzando los comités municipales, trabajando con la militancia, recogiendo las necesidades de cada región en el estado y dándole vida a la institución. Aquí se aplica el refrán de “Zapatero a tus zapatos”. Agárrense, porque este 2018 el PANAL dará batalla… ¡Chao!

 

@_MarioCaballero

yomariocaballero@gmail.com

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