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CAFÉ PARA TODOS

12 Noviembre 2013

ALBERTO CARBOT

+ JOAQUÍN HERNÁNDEZ GALICIA, “LA QUINA” MUERE DE PIE; UN PERSONAJE PROTAGÓNICO DE LA VIDA POLÍTICA

+ MEXICO-VENEZUELA. LA DISPUTA DIPLOMÁTICA POR UN MISTERIOSO AVIÓN CON PRESUNTOS NARCOS

Sin duda alguna Joaquín Hernández Galicia, “La Quina”, fue todo un personaje del otro México. Después de enfrentarse a Carlos Salinas, cuando éste era sólo candidato presidencial, se jugó su última carta. Luego fue humillado, encarcelado, y despojado de su liderazgo al frente del sindicato petrolero, pero murió de pie, pues nunca se doblegó.

Pudo jactarse -muchos años después de los aciagos momentos de su encarcelamiento, cuando se le sembró un muerto y se le colocó un cargamento de armas para poder acusarlo de acopio-, de mantener su influencia, aunque fuera sólo a nivel local.

En una entrevista que sostuve con él y que fue publicada en la revista Gentesur a mi cargo, a sus 82 años, Hernández Galicia demostró que era todavía un hombre reverenciado por sus seguidores e intentaba mantenerse vigente como político en su baluarte de Ciudad Madero.

En el ocaso de su vida, no cesaba de arremeter contra los “traidores a la patria”, como calificaba a los ex presidentes Miguel de la Madrid, Carlos Salinas, Ernesto Zedillo y hasta Vicente Fox.

A todos esos ex mandatarios los acusó de entregar la riqueza de la nación a manos extranjeras en contubernio con los líderes del sindicato que dirigió.

En la misma casa donde el 10 de enero de 1989 fue detenido, en un alarde de poderío aplastante del Estado, por decenas de militares y agentes federales, “La Quina” recordaba, no sin amargura, haber sido acusado de atentar contra la seguridad nacional, evasión fiscal, homicidio calificado, acopio y almacenamiento de armas para uso exclusivo del Ejército.

Ocho años después, el 16 de diciembre de 1997, abandonó la prisión. Se puede decir que salió con la frente en alto pues ninguno de los delitos que se le atribuyeron pudo ser probado fehacientemente. Se decía que tenía una flota naval, varias residencias y edificios, medio centenar de granjas, 280 pipas, más de 120 tiendas populares y cuentas bancarias millonarias. Un gran mito, de esos que los chismosos de oficio gustan fabricar sólo para tener tema de conversación.

Si acaso, habrá acumulado una modesta fortuna, pero no mayor a la de muchos políticos de mediano pelo, que incursionan fugazmente en la burocracia municipal, estatal o federal.

En la entrevista referida, “La Quina” calificaba de “corruptos, malagradecidos, pendejos, traidores, ingratos y ladrones” a periodistas, políticos y líderes sindicales que entonces se sumaron a su linchamiento.

A su juicio, se olvidó que también había sido un benefactor, que había apoyado la construcción de calles, puentes, caminos y obras de infraestructura.

Nadie parece salvarse de su filípica, aunque a Reyes Heroles le reconoce que haya sido muy nacionalista y “nunca haya querido entregarle nuestros recursos energéticos a los gringos”.

Hernández Galicia fue un hombre poderoso -que sin ostentar el cargo de líder del gremio petrolero, sino el de presidente de la Comisión de Obras Sociales-, solía manejar los hilos del sindicato, designar sin elecciones ni asambleas previas a los secretarios generales locales, y firmar contratos y manejar las cuentas bancarias sin autorización de las asambleas, según aseguró Romero Deschamps, su sucesor.

No obstante, fue un hombre carismático y era querido y respetado por los integrantes de su sindicato, a diferencia del actual jerarca, que cada vez está más desprestigiado.

“La Quina” reprochó al gobierno el haber entregado la Cuenca de Burgos a los norteamericanos, sin concursar, “violando la Ley de Obras Públicas y la Constitución”.

Las declaraciones de Hernández Galicia, durante esa entrevista realizada en 2004, cobran actualidad a la luz del actual debate sobre la iniciativa petrolera que se apresta a discutir el Congreso, porque se le puede cuestionar todo al dirigente petrolero recientemente fallecido, menos que no haya sido un defensor del patrimonio nacional.

LOS PANISTAS, PEORES QUE LOS DE PRI EN MATERIA ENERGÉTICA, DECÍA HERNÁNDEZ GALICIA

El dirigente se mostró en contra de los contratos de riesgo que impulsó el ex presidente Felipe Calderón. Precisamente, acusó a los gobiernos panistas de haber incumplido sus promesas y de estar “peor que el PRI”, el cual con todo y sus defectos y su demagogia “hacía carreteras” y protegió las inversiones de los mexicanos.

La Quina recordó que fue acusado de todo pero nunca de ratero, como sí hay muchos. “Me fabricaron el delito de acopio de armas prohibidas y de un asesinato que no cometí, pero de ladrón jamás”, decía.

“¿Por qué no me encontraron ni un dólar, de los muchos millones que según malos periodistas decían que yo tenía en el extranjero? Revolvieron todo, libros contables de todas las secciones y de aquí, y no encontraron nada. Esos son los hechos”, afirmó.

“A pesar de que me buscaron algo mal habido hasta debajo de mis guevos, los encontraron bien plantados y muy nacionalistas”, señalaba el hombre, que no tenía pelos en la lengua.

Asombraba el ex dirigente por su gran facilidad de palabra, pero sobre todo su claridad mental, a pesar de haber sufrido una embolia en prisión. Y sobre todo, causaba perplejidad que no estuviera amargado, sino que siguiera adelante con su vida. Era sin duda un personaje recio y de convicciones firmes, aún cuando no se coincidiera con sus posturas.

Todavía antes de morir solía celebrar su cumpleaños, cada 12 de agosto, rodeado de cientos y a veces miles de amigos y simpatizantes que lo veneraban y reconocían como un verdadero líder. Tan intacta estaba su influencia y su poder en Ciudad Victoria -su antiguo bastión-, que todavía algunos partidos de izquierda hasta hace poco se peleaban por postular a sus hijos a diversos cargos.

“La Quina”, lamentablemente tuvo también su lado oscuro. Por ejemplo, se rodeó de personajes muy cuestionables como Salvador Barragán Camacho, un adicto al juego que fue sorprendido haciendo apuestas millonarias en Las Vegas, y quien, en el Congreso, solía regalar relojes Rolex a sus compañeros legisladores.

Salvador del Río, ex director del diario El Mundo de Tampico, y ex maestro universitario y periodista, lo recordaba en la entrevista con Gentesur como “un hombre de claroscuros, paternalista, dominante, ubicado por encima de la escala jerárquica, acostumbrado a imponer sus ideas e implacable con la disidencia y sus enemigos, característico de los caciques o dictadores.

“Independientemente de que sea discutible la forma en que fue detenido, él en sí representaba dentro de la política mexicana -como producto mismo de las deformaciones del concepto del sindicalismo-, un factor de amenaza y de lucro de la riqueza de una industria que pertenece a toda la nación”.

Del Río admite que originalmente fue un líder bien intencionado, pero su punto de inflexión ocurrió en los primeros meses del gobierno de López Portillo, cuando el entonces director de la paraestatal Jorge Díaz Serrano llevó a la industria petrolera a convertirse en lo que en esa época se denominó el pilar de desarrollo de México y llamó a ‘administrar la abundancia’”.

A juicio del analista político, “La Quina” construyó al paso del tiempo un gran imperio y se convirtió en “una seria amenaza para el propio sistema al que él mismo sirvió y del que se benefició”.

El ex líder sindical dejó de existir 9 años después de conceder la entrevista con Gentesur. A pesar de las vicisitudes que vivió a lo largo de su vida, se mantuvo aparentemente con relativa buena salud hasta el final de sus días. Su hijo Joaquín Hernández Correa, ex alcalde de Ciudad Madero, dijo que murió arropado por su familia.

 

Atrás quedaron sus tiempos de gloria, pero lo curioso es que todavía muchos mexicanos piensan que la actuación del entonces presidente Salinas fue de rudeza innecesaria y que no había necesidad de plantarle un cargamento de armas y un muerto para tratar de defenestrarlo.

Según los analistas fue un evidente acto de represión política y una venganza política el que se asestó en su contra. Pero la política era y sigue siendo así. Es el caso de la maestra Elba Esther Gordillo. Quiero ver qué dirán dentro de algunos años los malagradecidos y cobardes que se beneficiaron y enriquecieron a su sombra y en sus momentos de gloria besaban el piso por donde caminaba.

¡Pobre señora, fue una injusticia!, exclamarán seguramente sin recato. Pero hoy, acomodaticios, medrosos y pusilánimes, no tienen los pantalones para decirlo de frente. Así lo hicieron en su momento quienes le rendían pleitesía a “La Quina”, pero cuando cayó en desgracia política, lo abandonaron. Descanse en paz.

GRANOS DE CAFÉ

La “inhabilitación” (¿?) de una aeronave con matricula mexicana XB MGMpor parte de la fuerza aérea venezolana, podría derivar en un conflicto diplomático de dimensiones insospechadas, ante  el cúmulo de irregularidades en las versiones del gobierno de Nicolás Maduro sobre el particular, así como por la postura autoritaria e intransigente que ha manifestado el mandatario venezolano.

Maduro se dijo “sorprendido” porque el gobierno mexicano exigió conocer los detalles que llevaron aterrizar e incendiar el avión y la presunta desaparición de sus 7 ocupantes, hecho que prueba la gran ignorancia del sustituto de Hugo Chávez, respecto del derecho internacional que otorga a nuestro país soberanía sobre el jet Hawker 25.

Con el típico lenguaje populachero que caracteriza a Maduro desde que asumió el control político de Venezuela, su aparición pública para explicar lo ocurrido, sólo ha creado dudas más que respuestas, a lo que la cancillería mexicana ha respondido con diferentes excitativas para evitar que el conflicto escale, pero  está claro que Maduro sólo escucha el canto de las aves que desde ultratumba  personifica  el propio Hugo Chávez.

El tono de burla que ha mantenido Nicolás Maduro al abordar públicamente el tema, generó una creciente indignación en el gobierno mexicano y ese sentir ya lo percibieron  los senadores del PRI y el PAN, quienes propusieron un punto de acuerdo para que se apliquen acciones punitivas contra el gobierno venezolano, como el retiro temporal del apoyo de México a la candidatura venezolana para ser miembro del Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas para el período 2015-2016.

Está claro que a nadie convence la explicación cambiante que el gobierno de Maduro ha dado sobre los hechos que llevaron a la destrucción de la aeronave Hawker 25,  y en especial sobre el paradero de los 5 pasajeros y los 2 tripulantes que ocupaban el avión, ya que hasta en el intercambio de notas diplomáticas se aprecian inconsistencias.

Incluso el propio Secretario de Gobernación, Osorio Chong, ha expresado que hay muchas lagunas en los informes venezolanos que generan más incógnitas, por lo que ha insistido en que se pida un informe serio y detallado en vez de declaraciones simplistas.

Tendrán que clarificar con toda precisión lo ocurrido desde que la fuerza aérea venezolana detectó al avión con matrícula en su espacio aéreo hasta el momento en que fue “inhabilitado” -¿derribado en el aire o incendiado en tierra?-, porque los hechos públicos no convencen a nadie.

Es inexplicable que los ocupantes del jet no aparezcan, máxime que, se presume, siempre estuvieron bajo la observación de los pilotos del Comando de Defensa Aeroespacial  Integral, y sobre todo porque la pista clandestina donde aterrizaron se aprecia despoblada, lo que hace increíble que se hayan dado a la fuga, como oficialmente ha dicho Venezuela.

¿Cuál es el verdadero trasfondo de este asunto? Tanto misterio ha dado pie a versiones tan aparentemente descabelladas, como el que el narcotraficante Rafael Caro Quintero viajaba en la aeronave y fue capturado por los militares, que lo mantienen en su poder…Sus comentarios envíelos vía internet a la dirección gentesur@hotmail.com.

 

 

 

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