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LETRAS DESNUDAS

23 noviembre 2021

MARIO CABALLERO

LA COSECHA DE LOS EXGOBERNADORES

Siempre he estado a favor de la mayor libertad de expresión posible. Considero que es una de las condiciones necesarias para la existencia de una auténtica democracia. Por lo mismo, he criticado, y mucho, la censura en cualquiera de sus facetas.

Pero también entiendo que existen situaciones muy particulares en las que sí hay que limitar la libertad de expresión.

Decía el exministro de la Suprema Corte de Justicia de Estados Unidos, Oliver Wendell Holmes Jr., que no deben permitirse expresiones que tengan como objetivo producir un crimen, crimen que pueda generar un daño inminente en caso de tener éxito. Y ofrecía un ejemplo: no hay que gritar falsamente “fuego” en un teatro lleno de gente ya que esto puede generar una estampida con resultados lamentables.

Igualmente considero que se debe acotar la libertad de expresión de aquellos personajes que buscando sacar ganancias políticas usan los medios para confundir a la sociedad, crear incertidumbre y sentimientos de odio.

Esto lo digo por la repentina aparición mediática de tres exgobernadores de Chiapas. Todos y cada uno, muestran avidez por los reflectores. Y su intromisión, misma que quieren disfrazar de interés por las necesidades de los chiapanecos, puede entenderse como ambición por obtener dividendos políticos futuros, quizá no para ellos, pero de seguro sí para sus hijos. Estos son: Patrocinio González, Juan Sabines Guerrero y Roberto Albores Guillén.

¡AY, DON PATRO!

El caso de don Patrocinio inspira tanto pena como coraje.

Pena porque al octogenario exgobernador, en sus ansias por tener un poco de atención y sentirse todavía importante para la vida pública del estado, le ha dado en las últimas semanas por utilizar los medios de comunicación para hacer una especie de recuento de sus años de la infancia, de estudiante preparatoriano y universitario, y mostrar que en su juventud fue partícipe de trascendentales movimientos políticos y sociales del México de mediados del siglo pasado.

Incluso, hasta utilizó a su respetable esposa para hablar que fue una excelente pareja, un padre amoroso y estricto, un servidor público comprometido con sus encomiendas y un político de ideales firmes y convicciones inamovibles.

Si digo que da pena es porque a sus casi noventa años cree que ventilando su vida en la prensa, hasta eso bastante distorsionada de la realidad, puede limpiar su negro pasado. Nada de lo que diga podrá cambiar lo que es de conocimiento público. Que siendo senador de la República fue señalado de tráfico de influencias y nepotismo, que como gobernador de Chiapas se manchó las manos con sangre inocente y que encabezó uno de los gobiernos más autoritarios de los que se tenga memoria, y que fungiendo como secretario de Gobernación corrió la versión de que él le propuso al expresidente Carlos Salinas que ordenara al Ejército mexicano la matanza de los indígenas zapatistas.

Una de dos. O “don Patro” nos cree muy ingenuos o le urge la catarsis. Pero mintiendo no logrará purificar su imagen. Está igual que Javier Coello Trejo, El fiscal de hierro, que tuvo el atrevimiento de publicar un libro con sus memorias. ¿Y para qué? Para decir que es un abogado que en todas sus responsabilidades públicas siempre estuvo comprometido con la legalidad, la justicia y con la sociedad a la que servía. Cuando todos sabemos que fue un funcionario déspota, atrabiliario y que en no pocos casos ordenó torturas para sacar confesiones a modo.

Por lo mismo, indigna que Patrocinio nos quiera ver la cara y aparezca en la escena pública recibiendo reconocimientos al mérito ciudadano que no merece. Sobre todo, cuando es fácil intuir que todo lo que ha venido revelando últimamente es para obtener notoriedad y proteger tanto sus intereses políticos como los de su hija Josefa, quien sin ningún mérito más que las influencias de su padre, logró ser nombrada embajadora de México en el Reino Unido.

MEJOR SE HUBIERA QUEDADO CALLADO

En cuanto a Juan Sabines Guerrero, ¿quién le pidió su versión por el caso de Los Chimalapas? Mejor se hubiera quedado callado.

Por todos es conocido que siempre ha sido un oportunista, que está a la espera de un acontecimiento en el estado para hacerse notar. Porque no hay que olvidar que sus ojos siguen puestos en Chiapas. No han sido pocas las veces que ha dicho que hará que su hijo Juan Pablo Sabines Aguilera tenga aquí una carrera política igual que él.

Por eso, al darse la sentencia de la SCJN que ordenó la restitución de 182 mil hectáreas de terreno al estado de Oaxaca, salió a las redes sociales a lavarse las manos y echarles la culpa a sus sucesores. Por un lado, el oportunismo: las ganas de generar enconos contra el actual mandatario estatal y curarse en salud. Por el otro, el cinismo de emitir un documento repleto de mentiras.

Como traté de explicar en estas mismas páginas el martes pasado, si él no hubiera cometido el abuso de crear el municipio Belisario Domínguez, en un hecho inconstitucional e inicuo, nada de esto hubiera pasado y las muchas muertes que ha habido desde entonces en esa región debido al conflicto territorial pudieron evitarse.

Me salgo un poco del tema nada más para que quede más claro su arribismo: ¿qué tiene que andar haciendo en Yucatán cuando su responsabilidad es atender las funciones del consulado de Orlando? Pues con el pretexto de que hace casi dos semanas fue padrino en un evento social se quedó en ese estado haciendo política. Tal vez para abordar al gobernador Mauricio Vila, para encandilarlo, así como hizo con Miguel Barbosa, gobernador de Puebla, al que le enjaretó a varios de sus exfuncionarios de los que por fortuna ya se deshizo, entre ellos Yassir Vázquez Hernández.

El de Sabines, sin duda alguna, es un asunto que el canciller Marcelo Ebrard debería atender con urgencia.

RAG

Ahora bien, respeto el derecho a expresarse del exgobernador Roberto Albores Guillén. Es más, defiendo la libertad que tiene de difundir sus opiniones en la prensa nacional. Pero otra cosa es que quiera engañarnos con eso de que su supuesta defensa por los intereses de Chiapas es porque es chiapaneco y porque quiere lo mejor para el estado.

Imposible ocultar que sus constantes opiniones sobre los asuntos del estado, como fue también el caso de Los Chimalapas, son porque busca influir mediática y políticamente para que reviva la carrera política de su hijo, Roberto Albores Gleason, el excandidato a gobernador que ni se asusta ni se raja, pero que al perder la elección de 2018 se fue huyendo a Estados Unidos a estudiar un posgrado.

EN FIN…

Estos exgobernadores deberían entender esa regla no escrita que al concluir sus respectivos gobiernos no son más que piezas de museo.

Esas intromisiones se entenderían si acaso de Manuel Velasco Coello, quien tiene ahora mismo una responsabilidad pública. Empero, se ha mantenido al margen de los temas de Chiapas porque sabe que el que ahora manda en el estado es otro.

Lo mejor que podrían hacer Patrocinio, Sabines y Albores Guillén es estar al margen de los asuntos de Chiapas, ubicarse en sus tiempos y en su justa dimensión, en lugar de andar como en época de cosecha o apareciéndose como las hienas, buscando carroña para alimentar sus egos y saciar sus voraces apetitos.

@_MarioCaballero

 

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