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LETRAS DESNUDAS

12 mayo 2021

MARIO CABALLERO

EL CANDIDATO DE LAS BAILARINAS EXÓTICAS

Fue una mentada de madre. Da coraje decirlo, pero eso es lo que fue: una denigrante, humillante y soberbia mentada de madre. ¿A qué me refiero?

Me refiero al espectáculo de strippers y bailarinas que el candidato de Redes Sociales Progresistas, Aarón Salazar Cisneros, presentó en el cierre del evento de su inicio de campaña a la presidencia municipal de Tonalá, que se llevó a cabo en plena vía pública y ante la mirada de decenas de mujeres, hombres y niños.

Por increíble que parezca, el acto político que sirvió para pedir la confianza de la gente en la construcción de un proyecto de gobierno municipal terminó convertido en una función para adultos, con semidesnudos, bailes eróticos y obscenidades. Indigna tener que describir los hechos, pero, créame, vale la pena hacerlo.

Ese día, Salazar Cisneros recorrió algunas calles del municipio acompañado de una pequeña muchedumbre, entre la que se repartieron playeras, gorras y globos con el nombre y los colores del partido. También iba respaldado de algunas personalidades y liderazgos del organismo, quienes festejaban a coro las porras y vivas hacia el candidato. En fin, lo que comúnmente se ve en una campaña electoral y lo que es propio de una campaña electoral.

Al llegar a una calle, Aarón Salazar se trepó a la plataforma de una camioneta que le sirvió de escenario para lanzar su discurso político. Detrás de él se situaron algunos miembros de su equipo y los representantes partidistas. Y luego de unos pocos minutos, en los que no dijo nada nuevo, ya que sus propuestas se centraron en repetir que acabará con la corrupción, que cambiará la situación del municipio, que arreglará las calles, que construirá esto y aquello, que realizará mejoras aquí y allá, etcétera, etcétera, se bajó del tablado y comenzó el show principal.

Al mismo escenario, adornado con una lona con la foto y nombre de Aarón Salazar Cisneros y el logotipo del partido, subieron dos muchachas y un joven con atuendos nada apropiados para un evento público y menos todavía con la presencia de menores de edad, como los muchos que acompañaron a sus madres y padres a ese acto proselitista.

El muchacho, con gorra de policía, botas de cuero y el torso desnudo, salvo por una corbatita, invitó a subir a una dama, a la que le bailó, toqueteó y arrimó su cuerpo con movimientos eróticos.

Las dos bailarinas, con atuendos que no dejaron nada a la imaginación, se menearon y contornearon en el estrado al ritmo de música de reggaetón. Para el deleite de los presentes, exhibieron sus piernas, sus caderas, su abdomen y espalda desnudos, y bailaron el llamado “perreo”. Fueron ellas el atractivo principal.

DESCOMPOSICIÓN POLÍTICA

Estos hechos que fueron escándalo nacional son reflejo de la terrible descomposición política que vivimos en México. Da pena decirlo, pero las campañas en este que es el proceso electoral más grande desde la fundación del país carecen de sentido.

No hay propuestas para solucionar los diversos problemas de la sociedad, ni ofrecimientos viables y realizables, sino solo demagogia. Según un sondeo, dos de cada tres candidatos están buscando ganar la elección desacreditando y difamando a sus rivales en lugar de conseguir el respaldo a sus propios proyectos. Y cuatro de cada cinco prometen lo que sea, pero no tienen claro cómo llevarlo a cabo.

Lo que viene a denigrar todavía más a las campañas electorales son las ridiculeces de las que son capaces los postulantes. Ahí tenemos a Aarón Salazar, quien para ganarse la confianza de los electores regaló un espectáculo de Table Dance en un evento público y en un lugar también público.

Se entiende que en una competencia todo lo que no está prohibido por la ley, se vale. Por eso hemos visto a candidatas y candidatos de todos los partidos políticos bailando Lambada, montando en bicicleta, presentando sus propuestas con coreografías de baile o al son de la música de Queen, contando chistes, cantando rap, cambiando la letra de las canciones de Luis Miguel o danzando en medio de muchachas en bikini.

Sin embargo, en un país como el nuestro con un terrible problema de violencia, con más de 35 mil asesinatos el último año, en lugar de que los candidatos estén intercambiando puntos de vista de cómo resolver este problema, están bailando o cantando o presentando shows de Table Dance, como Aarón Salazar, por ejemplo.

En su mayoría, nadie está hablando de qué hacer para mejorar la educación. O de la escasez de agua potable o la hambruna en las comunidades indígenas. Nada acerca de cómo acelerar el crecimiento económico para generar más empleos. Ni una sola palabra de cuál debe ser nuestra política sobre la migración o del derecho de las mujeres a una vida libre de violencia o de la pandemia que ha acabado con la vida de más de 200 mil mexicanos. Nada. Aquí, en México, estamos bailando, cantando o asistiendo a shows de Table Dance, como el que nos ofreció Aarón Salazar.

OFENSA Y HUMILLACIÓN

Estoy de acuerdo con los que calificaron los hechos protagonizados por Salazar Cisneros como una ofensa y una humillación al pueblo de Chiapas. Porque más allá de banalizar la política, que es el instrumento del desarrollo y la democracia, mostró una imagen errónea de la mujer.

El documento que el partido Redes Sociales Progresistas emitió tras el escándalo para exculparse y exculpar a su candidato no hace sino confirmar la descomposición política de la que estamos hablando. Pues decir que no estaban enterados del espectáculo de bailarinas y strippers es lavarse las manos impunemente. Por favor, ¿cómo no van a saber si todo lo que se realiza en un acto de campaña está programado y pagado con anterioridad?

Y de la manera con que desconocieron los hechos a través de un comunicado de tres simples párrafos demuestra el nivel de irresponsabilidad y falta de compromiso que tanto el partido como el candidato tienen para con la sociedad, ya que al deslindarse lo que están haciendo es enseñar que no son capaces de controlar lo que sucede en sus propios actos políticos y culpar a otros, incluidas las muchachas.

Ante ello, hay que hablar del machismo y la misoginia de Aarón Salazar. Es obvio que él estuvo de acuerdo con que fuera presentado ese espectáculo al final de su evento de campaña. De lo contrario, no hubiera prestado el escenario donde él anunció su proyecto político y que contaba con una lona con su imagen y nombre.

Aclarado esto, es condenable que haya utilizado de esa forma a esas dos jóvenes para hacerse promoción. Por supuesto, ellas estaban cumpliendo con un trabajo, pero él las exhibió en una escena que sólo fomenta la misoginia, el machismo, la discriminación y que cosifica a la mujer. Eso es indignante.

Cabe preguntar por qué lo hizo Aarón Salazar, ¿por puro relajo o por incapacidad?

Si es lo primero, qué lástima, porque eso hace evidente su falta de responsabilidad. Si es lo segundo, peor aún, ya que eso lo exhibe como un político insensible, irracional, prepotente, misógino y que está más apto para ser gerente de un tugurio que para ser presidente municipal.

yomariocaballero@gmail.com

 

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