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LETRAS DESNUDAS

06 Septiembre 2013

MARIO CABALLERO

EL DESTINO DE LA EDUCACIÓN

En el curso de las reformas a los artículos 3 y 73 de la Constitución, el Poder Legislativo aprobó no sin mucho esfuerzo tres leyes secundarias con las que se pretende construir el destino de la educación. Sin embargo, en el marco de las modificaciones existe una disidencia que es a la vez feroz y ultrajante por parte de los maestros vinculados al CNTE, que al intentar inútilmente preponderar sus caprichos (no se le puede llamar de otra manera), ofenden y defenestran a la sociedad de sus derechos.

El magisterio en la CNTE, organizado facciosa o sectariamente, ha impulsado un movimiento de resistencia o de oposición a la reforma educativa, que más allá de proponer una alternativa que coadyuve a elevar el nivel educativo del país, irrumpe en las calles, en sitios públicos, tomando oficinas del gobierno y provocando la ira de quienes no aprueban sus manifestaciones de odio y de cerrazón.

Las urgencias históricas estrepitosas nos arrinconan una vez más al análisis nacional de un tema: el rendimiento del magisterio en la enseñanza elemental y secundaria. ¿Cuál ha sido el provecho verdadero? ¿Por qué tanto abandono del gobierno? ¿A quién le pertenece la rectoría de la educación: al Estado o a la sediciosa colectividad de maestros de la CNTE? ¿Por qué la única certificación educativa que se ha logrado en cinco décadas de letargo es la de “zona de desastre”? ¿Cuáles importan más: las garantías de la burocracia o las del sectarismo magisterial?

Estas preguntas tienen parcialmente en ellas las respuestas. Pero entonces, ¿qué es ser maestro o maestra en el 2013, cuando el análisis minucioso de la ONU sitúa de manera tajante a México en el lugar 55 de la escala mundial del nivel educativo? Y con este dato, ¿por qué el magisterio, o la CNTE, o los contrarios, no examinan a fondo las campañas de desprestigio que presiden contra la reforma educativa?

El caos generado en este proceso tiene un número grande de antecedentes. Cito uno para compararlo con el discurrir actual: la disidencia magisterial de 1958-1960.

Ayer: Se inicia el movimiento de lucha en 1957 en la ciudad de México, y con menos fuerza en otras regiones del país. El objetivo es mejorar las condiciones laborales del profesorado y los sueldos. Se extingue en el año de 1960 por la represión gubernamental.

Hoy: En un principio, el magisterio se moviliza en los estados de Oaxaca, Puebla, Jalisco, Baja California y Veracruz. El objetivo es enfrentar la Reforma Educativa y lograr prebendas políticas para los líderes de facto. Y a pesar de las marchas y mítines, el gobierno respeta el derecho constitucional de manifestarse y permanece fiel al objetivo: elevar la calidad de la educación.

Ayer: En el manifiesto de 1958 los profesores infieren que debido al decremento de sus garantías laborales (sueldo, jubilación, servicio médico extensivo y escalafón), seguirán luchando en defensa de sus derechos. Lanzan sus propuestas y el gobierno les responde con ferocidad y con desprecio, que se oye en la voz de Jaime Torres Bodet, secretario de educación del presidente Adolfo López Mateos: “los profesores de educación básica carecen de derechos”.

Hoy: La CNTE se mueve sin propuestas. Y con propósitos deshonestos, bloquea las vialidades en las principales ciudades del país y altera la paz pública, que la Comisión Nacional de los Derechos Humanos calificó de delitos, queriendo con eso doblegar a las autoridades y exigir que se frenen las reformas. Estando en la mesa de diálogo con el secretario de gobierno Osorio Chong, sus argumentos son inválidos y no logran sus caprichos. Y ante el desacuerdo, conceptúan a la reforma de punitiva y 22 entidades se declaran en paro indefinido, sin importarles dejar a miles de niños y jóvenes sin clases, agravando más los estándares educativos.

Ayer: En 1958, el Movimiento Revolucionario Magisterial se opone a la devaluación de la imagen del maestro, y en su cometido busca también la transformación académica y los medios que permitan el progreso de la educación del país.

Hoy: Al ver aprobada la Ley del Servicio Profesional Docente, que establece la aplicación de una evaluación permanente para certificar y mejorar la capacidad del maestro en el aula, el conglomerado de maestros de la CNTE reaccionó con la negativa, dejando entrever dos cosas: la primera, el temor de que miles la reprobarán (en la última evaluación nacional el 75% de los profesores la reprobó) y, segunda, que la educación de los niños no les interesa.

Ayer: El movimiento magisterial de 1958-1960 se enfrenta al gobierno del presidente Adolfo López Mateos haciendo uso de un lenguaje alejado al político y de las obsesiones del poder, del ascenso y de la rapacidad. Fue esta actitud la que le dio adeptos, la que hizo de su lucha una causa social y la que le sumó las fuerzas del pueblo mexicano.

Hoy: Lo único que han conseguido los maestros disidentes es el repudio de la sociedad, que tan no aprueba sus métodos como tampoco consciente la brutalidad con que se manifiestan. La ira es general. Y para hacerse de gente recurren al amague, en un acto abusivo que le da significado al magisterio actual.

El movimiento magisterial que vemos hoy no está regido por el espíritu colectivo, sino por las deslealtades que suscita y mantiene. Los participantes deberían voltear a ver a la sociedad que les grita “¡Ya basta!”. Y que cada día que pasan de paleros es un día más de atraso que se suma a los 50 años de retroceso educativo. El onanismo mental no debería ser practicado por los maestros, pero, tristemente, es una realidad.

Cualquier comentario con esta columna envíelo a yomariocaballero@hotmail.com.

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