07 de Septiembre de 2025
Por Jaime Arizmendi
*Hernández Juárez, Caciquismo Sindical Camaleónico
*Charrismo Subsistió con PRI, PAN ¿y Morena?
*Sntsader, Nacho Castillo su Dueño
Argonmexico / ¿Y la democracia sindical apá?… Entronizado en México desde hace más de 80 años, el caciquismo sindical ha sabido adaptarse a los cambios de gobierno, no sólo cuando había un presidente priísta cuyo partido utilizaba corporativamente a los trabajadores, porque igual sucedió con los dos panistas que alcanzaron el mando de la Nación; pero ahora prevalece con la 4T.
En 2019, con el objetivo de cerrarle el paso a los vetustos y antidemocráticos dirigentes obreros, Andrés Manuel López Obrador implementó una reforma laboral para que en los sindicatos se estableciera la verdadera democracia. Su intensión –dijo entonces–, era que, mediante el voto libre, directo y secreto los trabajadores eligieran a sus dirigentes.
En la mañanera del 7 de enero de 2020, expuso: la Reforma Laboral implica un cambio profundo y no tiene antecedentes en nuestro país porque no se ha dado la democracia sindical, salvo escasas excepciones, por lo que el gobierno federal convoca a las y los trabajadores a hacer realidad la democracia en los centros laborales y elegir libremente a sus representantes.
Además, sostuvo: mi gobierno no tiene sindicatos ni líderes sindicales preferidos. No existe el sindicalismo de Estado ni protección para persona alguna. Para acotar: si hay elecciones en el sindicato petrolero, de electricistas, de maestros, los llamo a que actúen con libertad y ejerzan sus derechos. “No sean ciudadanos imaginarios, sino verdaderos ciudadanos que ayuden a democratizar la vida pública del país”.
Incluso de su lado, Luisa María Alcalde Luján, entonces secretaria del Trabajo y Previsión Social, repuso que el 1° de mayo (de 2019) el Diario Oficial de la Federación publicó la Reforma Laboral que significa un cambio de fondo. “Deja atrás el modelo de control corporativo y establece la vía democrática como el medio para que los trabajadores elijan libremente a sus representantes…”
Pese a todo, en muchos organismos sindicales los dirigentes se han sabido pasar por el arco del triunfo esa reforma laboral. El peor de esos casos que ofende a la inteligencia es el de los telefonistas con Francisco Hernández Juárez. Superará 52 años como dirigente sindical. Debería buscar el récord Guiness.
Muy atrás, en la desmemoria, quedó aquel movimiento cuando en el año 1975 un grupo de disidentes exigían “libertad sindical” y repudiaban a Salustio Salgado Guzmán quien quería reelegirse otro periodo, y llevaba 16 años como secretario general del Sindicato de Telefonistas de la República Mexicana (STRM).
Así, con la bandera de la “No Reelección Sindical”, y el aval concedido por Don Fidel Velázquez, factotum de los sindicatos de trabajadores en México, los disidentes derrotaron en 1976 a Salustio Salgado; y Francisco Hernández Juárez se convirtió en el secretario general del organismo que agremiaba a los empleados de Teléfonos de México (en ese tiempo empresa paraestatal).
En 2018, 42 años después de que Hernández Juárez mantuviera su ya eterno “liderazgo”, el arribo de AMLO como presidente de México, significó para muchos telefonistas un muy cercano relevo en el STRM. En oficinas y corrillos de la telefónica se decía: “ahora sí, esa rata se jubilará”. Pero nada, ese tema no estaba en la mente del dirigente.
Y como lo hizo en 2020 con todo y pandemia, el 29 de julio de 2024 Francisco Hernández Juárez logró su TRECEAVA reelección como máximo dirigente del Sindicato de Telefonistas de la República Mexicana (STRM). Otro periodo de cuatro años que le permitirá sumar 52 años al frente de la organización sindical.
Con este tiempo, Hernández Juárez será el segundo dirigente con más años al frente de un sindicato, sólo por debajo de Fidel Velázquez, quien dirigió la Confederación de Trabajadores de México (CTM) de 1941 hasta su muerte en 1997, aunque hubo una pausa de tres años en ese lapso, por lo que su dirigencia fue de 53 años.
Las prolongadas dirigencias sindicales siempre se ven ligadas al charrismo sindical. Son los que buscan el beneficio personal o de unos cuantos, y no defienden los derechos de los trabajadores. Prefieren pactar con el patrón o el gobierno (según sea el caso), y anteponen los intereses de las empresas.
Otro de los muchos casos de ese nefasto caciquismo aparece ahora en el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (Sntsader), donde desde hace más de tres décadas el mando abierto u oculto lo detenta Ignacio Castillo Flores quien, por cierto, todavía quiere obligar a la base trabajadora a que se inscriban y voten por el moribundo PRI.
El pasado lunes 1 de septiembre, se realizó la votación para la renovación de la dirigencia nacional; y, lejos de ser un ejercicio democrático, todo el proceso estuvo marcado por anomalías, inequidades y un esquema de control corporativo que mantiene el “castillismo”.
Bajo la figura de la Comisión Nacional Consultiva, el exdiputado priísta Nacho Castillo ha orquestado en la sombra todas esas maniobras, junto con Pedro Escárcega, presunto dirigente del sindicato. Bloquean cualquier intento de renovación y perpetúan un esquema de corrupción disfrazado de legalidad. Controlan las secciones sindicales en los estados e impiden que actúen con autonomía. Casi todas los seccionales están coludidas con el Comité Ejecutivo Nacional (CEN), despliegan campañas anticipadas y abiertas a favor de la planilla Verde. Utilizan recursos sindicales, difunden propaganda proselitista y hasta amenazan a los trabajadores para obligarlos a respaldar al grupo oficialista.
A ello se suma el evidente conflicto de intereses: la mayoría de los integrantes de la planilla Verde ya forman parte del actual CEN. En lugar de abrir espacio a nuevas voces, ellos mismos se postulan para diferentes cargos, rotando de cartera en cartera, sin rendir cuentas de sus gestiones pasadas ni pedir licencia a sus puestos.
Quien hoy funge como secretario de Finanzas será secretario de Organización; el de Prestaciones irá a Escalafón; quien controla la Transparencia se postula para Comunicación Social… Este reciclaje de cargos impide cualquier renovación real y confirma que el proceso electoral fue diseñado para perpetuarse en el poder. Más allá de esas prácticas, persisten otras irregularidades graves.
Todo eso evidencia que la elección del 1 de septiembre en el Sntsader estuvo viciada de origen, canceló la voluntad libre de los trabajadores y mantuvo el cacicazgo sindical con sus privilegios. Ante ello, la disidencia reclama que las autoridades laborales declaren nula la elección, y que los trabajadores logren auténtica democracia sindical. Extirpen ese cáncer en México…