+ Quince autoras convierten sus historias de lucha y resiliencia en una guía para derribar techos internos y externos, en la colección “Con vivencias” de Octaedro
CIUDAD DE MÉXICO; 26 de noviembre de 2025.- Con la idea central de que romper el techo de cristal no es sólo llegar a un cargo alto, sino desafiar un sistema que limita, cuestiona y pretende dictar el destino de las mujeres, sei s autoras del libro “Mujeres que rompieron el techo de cristal”, de la colección Con vivencias de la editorial Octaedro, compartieron sus relatos de vida en un encuentro que convirtió el patio de la Casa de la Universidad de la Comunicación (UC), en un espacio de memoria, reflexión y esperanza.
El volumen reúne historias de 15 mujeres que enfrentaron techos visibles —estructurales, culturales, profesionales— y también los invisibles: miedos, culpas, mandatos y silencios, en el que todas coincidieron en un mensaje común: los techos de cristal existen, pero no son destino; se pueden romper cuando se cree en una misma, se construye comunidad y se tiende la mano a quienes vienen detrás.
La doctora Patricia Olamendi, referente internacional en derechos humanos y lucha contra la violencia hacia las mujeres, compartió cómo su historia no nació “en cuna de oro”, sino desde una infancia marcada por la precariedad, el abandono paterno y la resiliencia de una madre jefa de familia y, recordó, que muchas veces se supone que las mujeres exitosas “siempre la tuvieron fácil”, cuando en realidad su camino ha sido de resistencia cotidiana. Su capítulo muestra que “el destino no está escrito, se escribe con decisión, trabajo y causa” y plantea que la paridad y la 3 de 3 contra agresores son apenas puntos de partida, no de llegada: falta que la sociedad rechace a los deudores alimentarios, agresores y violentadores con la misma firmeza con que se les denuncia.
Por su parte, la doctora María Luisa Flores del Valle (Maluy), líder en educación superior y participación cívica, habló del costo y del sentido de “subir escalones” en entornos donde con frecuencia fue la única mujer en la mesa. Su capítulo, construido desde la experiencia de presidir redes educativas y empresariales, se sostiene en la convicción de que “el éxito de una es el éxito de todas, y todas somos mucho más que una”. Para ella, el reto no es competir entre mujeres, sino construir cimientos sólidos —de educación, sororidad y liderazgo— para las generaciones que hoy son estudiantes, hijas y nietas.
La académica Mercedes Civarolo abordó los techos de cristal desde la educación y la psicología y en su capítulo, “Nada regalado, todo conquistado”, distingue entre techos externos e internos, y advierte que, si no se trabaja sobre las creencias limitantes, los mandatos y el síndrome de la impostora, esos techos se convierten en una auténtica losa. Su aportación incluye 15 estrategias para que las mujeres fortalezcan su autoconocimiento, desarrollen su inteligencia emocional y contextual, y conviertan la adversidad en oportunidad de crecimiento.
Desde el mundo de la comunicación y la publicidad, Sylvia Sánchez Alcántara se presentó como una “baby boomer imparable” que defendió sus alas frente a quienes quisieron cortárselas, ya fuera en la familia, en el matrimonio o en los negocios. Además, narró cómo transformó su experiencia en proyectos como Retos Femeninos, comunidad que impulsa a más de un millón y medio de mujeres, en la cual su mensaje central apunta a la autonomía y a la responsabilidad de la comunicación: “lo que se dice y lo que se muestra puede reforzar estereotipos… o convertirse en herramienta de transformación social”.
La médica y servidora pública Nora Frías relató un camino marcado por la rebeldía frente a un padre profundamente patriarcal, estudios de medicina hechos a contracorriente y una carrera en ámbitos dominados por hombres: prisiones, seguridad pública, salud y procuración de justicia. Frías ha impulsado políticas como la protección a no fumadores, la interrupción legal del embarazo en condiciones seguras y la denuncia de hostigamiento al interior de corporaciones. Para ella, “los desafíos de hoy son los triunfos de mañana” y el libro busca que las nuevas generaciones no se rindan ni normalicen la violencia.
La coordinadora del volumen, Vera Moreno, psicóloga y activista feminista, contó cómo pasó de una infancia en familia obrera en España, a convertirse en formadora de cuerpos de seguridad y emergencias, impulsora del neuroliderazgo y promotora de la “educación psicológica” como asignatura pendiente en los sistemas educativos. Su capítulo recuerda que la edad no limita mientras se siga aportando y resume su propósito: que menos mujeres tengan que vivir violencia porque desde niñas aprendan a reconocer y gestionar sus emociones, sus pensamientos y sus vínculos.
En un momento central de la presentación, el rector de la Universidad de la Comunicación, Salvador Corrales Ayala y Pérez Alba, subrayó que el libro es una lectura “necesaria para entender la ecuación que hoy busca la sociedad: cómo avanzar hacia una convivencia más justa e igualitaria”. Afirmó que la UC se honra en ser casa de estas voces y llamó a estudiantes, docentes y público en general a leer la obra y a convertirla en tema de conversación en aulas, medios y espacios comunitarios.
Como cierre, el rector de la Universidad Santander y presidente del Consejo del Grupo Santander, Enrique Navarro, compartió que leyó el libro completo en pocos días y que le impactó la “cruz” que cada autora carga y transforma. Destacó que no hay coincidencias, sino “diocidencias”, y propuso articular el contenido del libro con iniciativas como Mujer Pro, programa de profesionalización para mujeres en diversos países de América Latina; además, recordó que cuando se impulsa el desarrollo de una mujer, se transforma también su familia y su entorno, y sugirió que el siguiente paso sea dar voz no a 15, sino a 100 mujeres.
“Mujeres que rompieron el techo de cristal” se presenta, así como un libro-testimonio y, al mismo tiempo, como una guía práctica para quienes ya están rompiendo sus propios techos internos y externos y es un recordatorio de que la igualdad no es un discurso, sino un camino que se recorre mejor juntas.
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