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El Dr. Víctor Torres López, reconocido abogado y político del Partido del Trabajo (PT) señaló que, en el intrincado ajedrez de la política mexicana, circula una regla no escrita con un nombre peculiar y temido: el «beso del oso». Esta norma tácita se refiere a la situación en la que un apoyo público, aparentemente incondicional, de una figura política de alto perfil y con baja aprobación, termina por perjudicar más que ayudar al beneficiario de ese respaldo.
Torres, expresó que la dinámica es simple, pero sus consecuencias pueden ser devastadoras. Cuando un político en ascenso o en campaña recibe un respaldo efusivo y constante de un líder impopular –ya sea por su gestión, escándalos o simplemente el desgaste del poder–, la percepción pública a menudo asocia al «apoyado» con las connotaciones negativas del «apoyador». En lugar de transferir votos o legitimidad, lo que se transfiere es el descontento o la desconfianza.
Recientemente, esta regla ha sido tema de debate en la antesala de las próximas elecciones estatales. Varios candidatos han optado por limitar las apariciones públicas junto a ciertos líderes de su partido, a pesar de la presión interna, conscientes del potencial efecto boomerang.
«Es una regla que nadie escribe, pero todos los estrategas políticos entienden», comenta la consultora de imagen pública, Martha Roldán. «A veces, el silencio o la distancia son más valiosos que el respaldo explícito de alguien que ya no conecta con la ciudadanía. Es un ‘abrazo de oso’ que te asfixia políticamente».
El «beso del oso» demuestra cómo el capital político y la percepción pública no siempre se transfieren de manera lineal, y cómo las normas informales pueden dictar la estrategia tanto o más que cualquier manual de campaña.
