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LETRAS DESNUDAS

12 febrero 2019

MARIO CABALLERO

EL ETERNO PERDEDOR

¿De dónde tanta soberbia de Carlos Morales Vázquez? ¿Cuál es el origen de su actual prepotencia? ¿Será acaso que su arrogancia es por aquello que dice que “quien nunca tuvo y llega a tener, loco se quiere volver”?

Pero, ¿de qué se presume el alcalde de Tuxtla Gutiérrez? Si por un lado tiene una insulsa, mediocre, patética y corrupta trayectoria política; por el otro, es un gobernante inepto.

Y como no se puede tapar el sol con un dedo, lo invito amable lector, lectora, a hacer un recuento de la vida pública de este eterno perdedor que ha elegido utilizar su poder para desfogar sus frustraciones y encerrarse en un nicho de autocomplacencia y egolatría, quien además ha asumido la actitud más infantil de la política, como aquel niño que al romper su juguete se descubre poderoso y se siente dueño de algo.

MEDIOCRIDAD Y PATETISMO

Carlos Morales no es ningún estadista, ni un intelectual, ni un servidor público de prestigio. No. Es un político que en sus 61 años de edad ha brincado de partido en partido, de puesto en puesto, de quien no se recuerda ninguna contribución al desarrollo del pueblo chiapaneco, ni iniciativa de ley en su paso como legislador, mucho menos buenos resultados como secretario de Estado. Destacan sus fracasos y un cúmulo de escándalos de corrupción, tráfico de influencias y complicidades.

Es originario de Ocozocoautla, Chiapas. Nació el 27 de octubre de 1957. Inició su carrera política como miembro del Partido Revolucionario Institucional, del que fue dirigente del Movimiento Territorial, Urbano y Popular, secretario de organización y secretario general interino de la Confederación Nacional Campesina, organismo que desde siempre ha sido utilizado para mantener las clientelas priistas, el enriquecimiento de los dirigentes y el desvío de recursos públicos destinados a los campesinos. Y bajo las siglas del PRI fue diputado local entre los años 1991-1995.

Fue aliado de Eduardo Robledo Rincón, quien al asumir el Gobierno del Estado lo colmó de muchos beneficios y prebendas políticas. Sin embargo, al ser éste destituido del cargo, Morales Vázquez emprendió una cruzada contra la imposición de Julio César Ruiz Ferro y tanto el gobierno de Ernesto Zedillo como el priismo local lo aplacaron.

Sin poder, sin aliados políticos, totalmente despreciado por el PRI, renunció al partido en 1995 y convenientemente se enlistó en el PRD, instituto político por el cual fue dos veces diputado federal: en 1997 y 2006.

Como legislador fue negligente. Recibió el voto de los ciudadanos, pero una vez que ocupó la curul jamás volvió con sus representados. Los utilizó y luego los ignoró. No impulsó ninguna ley, no creó iniciativas y lo único que se puede mencionar es aquella trifulca a golpes que tuvo con otro diputado y no por defender los intereses de los chiapanecos.

En 2001 fue candidato a la presidencia municipal de Tuxtla Gutiérrez. Y perdió por trescientos votos ante la panista Victoria Rincón Carrillo. No obstante, impugnó la elección alegando fraude electoral. Dijo que contaba con todos los elementos para probarlo y generó un movimiento para exigir su “legítimo triunfo”.

Extrañamente, después de varios días de gritos, pataleos y consignas, se retractó de todo. Hizo a un lado a todos los que respaldaron sus protestas. Y terminó por convertirse en regidor a pesar de las duras críticas de Paco Rojas, quien le dijo en su cara que no tenía dignidad para aceptar ese cargo. Le llegaron al precio y durante los tres años de gobierno se llevó de pellizcos en la mejilla con la ex alcaldesa. “A río revuelto, ganancias de pescadores”, dice un refrán.

En su segundo intento por la alcaldía tuxtleca perdió ante Samuel Toledo Córdova Toledo. Y con ello volvió a alegar fraude, volvió a hacerse el mártir, volvió a las protestas, se autonombró contralor del pueblo y acabó negociando otra vez un cargo que le permitiera seguir viviendo en la molicie.

Un dato interesante: mientras buscaba ser candidato por el PRD, operaba a favor del PRI y del Partido Verde Ecologista de México: trabajó duro en el acarreo de gente que asistió al informe de actividades legislativas del entonces senador Velasco Coello, quien recibió en el Estadio Víctor Manuel Reyna al candidato a la presidencia de la República Enrique Peña Nieto. En ese doble juego que traía con Velasco y el PRD, traicionó el proyecto de la candidata de su propio partido: María Elena Orantes López.

Así que a diferencia de años atrás, Carlos Morales rechazó repetir como regidor pero en cambio aceptó la secretaría que le ofreció el exgobernador Manuel Velasco Coello.

FUNCIONARIO NEFASTO

En diciembre de 2012 fue designado titular de la Secretaría de Medio Ambiente e Historia Natural de Chiapas. Y hasta su salida, el 31 de diciembre de 2017, Morales Vázquez estuvo implicado en casos de nepotismo, corrupción, abusos de poder, venta de especies en peligro de extinción, amenazas, maltrato laboral, despidos injustificados y violación a los derechos humanos.

Lo primero que hizo fue engrosar de aviadores la nómina de dicha dependencia y colocar a sus familiares en puestos de primer nivel. Por ejemplo, a su sobrino Enrique Morales lo nombró director de Protección Ambiental; a su primo Pablo Morales, asesor, y Junior Germán Morales, también su sobrino, lo designó jefe de área en Desarrollo de Sistemas. También su yerno René Alcocer estuvo adscrito al despacho principal de la secretaría, por mencionar algunos.

Cierto día mandó llamar a dos trabajadores de la secretaría nada más para darles una gritada de campeonato. Los burócratas habían cometido el grandísimo error de no haberles prestado dos motocicletas oficiales a los familiares de Carlos Morales que las querían para pasear en las playas de Puerto Arista.

Por otro lado, el abuso en el ejercicio de los recursos se vio principalmente en las adquisiciones que se hicieron por asignación directa y por el conflicto de interés que hubo al contratar constructoras ligadas a su hermano Jorge para la ejecución de obras dentro del Zoomat.

En 2014, abusando de su autoridad mandó a desalojar con uso de la fuerza pública a la señora Imelda López, quien desde hacía diez años ocupaba el local comercial llamado La Urraca, ubicado en el interior del zoológico Miguel Álvarez del Toro. Cabe mencionar que ese negocio daba empleo a 12 personas. Y Carlos Morales se lo dio a su hermano Antonio Morales.

No contento con eso, el hoy alcalde utilizó sus influencias para que una fiscalía especializada investigara a la señora Imelda López por delitos inexistentes. Dijo la afectada que Morales Vázquez quería enviarla a El Amate así nomás, por puras ganas.

Lo mismo hizo con otro espacio comercial del Zoomat denominado El Aguaje, que se lo quitó a otra persona a punta de hostigamientos, intimidaciones y argucias legales para dárselo a su otro hermano, Jorge Morales Vázquez.

Aparte, no cumplió con sus funciones. No hizo nada para sancionar y pedir el cierre de la empresa Cales y Morteros del Grijalva, responsable de miles de casos de enfermedades respiratorias por la extracción de materiales pétreos en las laderas del Cañón del Sumidero. Se dijo que Carlos Morales había negociado impunidad con dicha empresa a cambio de que ésta financiara su campaña política a la presidencia municipal.

Otro caso fue el de Proactiva Medio Ambiente, S.A. de C.V. (hoy Veolia), que desde su contratación para el servicio de limpia en la capital chiapaneca ha provocado daños permanentes en flora y fauna en varias hectáreas alrededor del relleno sanitario conocido como El tronconal. Tiene además una serie de procedimientos judiciales por contaminación ambiental, como el derrame de lixiviados que se filtran en el predio San Juan Mujular, propiedad de Héctor Montesinos Cano, y que terminan desembocando en el río Grijalva cuyas aguas son bombeadas para el consumo de la comunidad tuxtleca.

La catástrofe ecológica y los riesgos a la salud pública no fueron importantes para el ex secretario de Medio Ambiente Carlos Morales, quien durante los cinco años que estuvo en el cargo nunca presentó la denuncia correspondiente ante la Fiscalía Especializada para la Atención de los Delitos Ambientales (Fepada), y para lavarse las manos sólo tramitó tres multas de 20 mil pesos cada una ante la Procuraduría Ambiental del estado.

Al respecto, Morales es señalado de haber recibido moches en efectivo para dejar las cosas tal y como siguen hasta el momento.

Sobre su inepto gobierno municipal hablaré mañana. ¡Chao!

@_MarioCaballero

 

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