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LETRAS DESNUDAS

09 Enero 2018

MARIO CABALLERO

UN CÉLEBRE Y VIEJO OPORTUNISTA

“Su vida pública está muy cuestionada. Representa lo peor del sistema político. Es campeón del fraude electoral, es un símbolo de la simulación política, es un experto en atropellar la voluntad popular. Es, en suma, uno de los responsables del atraso político que México padece”, dijo hace 27 años el ex senador perredista Roberto Robles Garnica cuando Jorge de la Vega Domínguez rendía protesta como Embajador de México en Canadá.

En pocas palabras describió a pie juntillas al que en estos momentos está otra vez metiendo las manos en la sucesión del Gobierno del Estado. Si algo sabe De la Vega Domínguez es de los juegos del poder. Por eso, como el herpes que espera las condiciones adecuadas para volver a manifestarse, él ha abandonado la comodidad de sus lujosas residencias en la capital del país sabiendo que hay en Chiapas ganancias políticas de por medio.

Lo condenable no es que haya vuelto, sino que conociendo que es un vil oportunista que ha logrado una inmensa fortuna a través de los pactos políticos y los cargos que ha desempeñado a lo largo de su existencia, pretende demostrar que a sus 86 años de edad Chiapas le pertenece, pues ha dicho que es como su ranchito.

LOS CRÍMENES

“No hay nada mejor que imaginar otros mundos para olvidar lo doloroso que es el mundo en que vivimos”, escribió Umberto Eco. Chiapas ciertamente es una tierra de desigualdades, tan pletórico de males como carente de oportunidades. Es, además, donde viven casi cuatro millones de personas en situación de pobreza y con un grado muy alto de rezago social. Afirman los que saben que presenta un atraso de por lo menos cincuenta años. Parte esencial de este Chiapas doloroso fue provocado por Jorge de la Vega.

Nació en Comitán de Domínguez un 14 de marzo de 1931, precisamente en la tierra que fue cuna del célebre Dr. Belisario Domínguez Palencia y de Rosario Castellanos, pero que también ha sido un laboratorio político donde han surgido ominosos personajes como Elba Esther Gordillo Morales e Irma Serrano.

El Partido Revolucionario Institucional (PRI) ha sido para Jorge de la Vega como una segunda madre. No solamente le dio de comer, también lo vistió de poder y lo ha enriquecido como a ningún otro. De ese instituto político ha sido presidente nacional, diputado federal y gobernador.

Fue electo gobernador del estado para el periodo 1976-1982, pero dejó el cargo apenas un año después de haber iniciado su administración. En diciembre de 1977 el ex presidente José López Portillo lo llamó a su gobierno para ocupar la titularidad de la Secretaría de Comercio. Sin embargo, en el corto tiempo que gobernó el estado estableció un reinado de terror que se caracterizó por la represión y los crímenes de lesa humanidad.

El 10 de junio de 1977, el gobierno de Jorge de la Vega ordenó el desalojo de varios predios del municipio de Simojovel, entre estos una plantación llamada Chanival que había sido invadida por campesinos y familias humildes. En el acto se reportaron quemas de casas, golpizas brutales a hombres, mujeres y niños, y varios asesinatos. Se cuenta que los cuerpos de las víctimas fueron lanzados desde los helicópteros militares.

Pero ese no fue el único crimen cometido durante su administración. El 9 de julio del mismo año se suscitaron los primeros asesinatos de la guerra en La Selva Lacandona. Ese día, en la comunidad La Nueva Providencia, más de mil indígenas de la Organización Quiptic ta Lecubtesel (Unidos por nuestra fuerza) tuvieron un fuerte enfrentamiento con las autoridades, del que resultaron diez policías muertos.

Sucede que esos agentes resguardaban el rancho de Polo Aguilar, pariente de Jorge de la Vega, que se había apropiado ilegalmente de varias hectáreas del ejido. Ante el conflicto intervino el desaparecido Obispo Samuel Ruiz, que solicitó al gobernador que las cosas quedaran como estaban para evitar una tragedia mayor. De la Vega se comprometió a no ordenar ninguna investigación y a no incurrir en represalias. En parte lo hizo porque reconoció que el origen del conflicto fue un error cometido por sus funcionarios y colaboradores.

Pero tres meses más tarde murió en condiciones misteriosas Rosario López, que fue fundador del ejido Emiliano Zapata y uno de los líderes de la organización indígena. Esa extraña muerte nunca se esclareció.

DIRIGENTE Y FUNCIONARIO MEDIOCRE

Jorge de la Vega Domínguez no es ningún estadista y su desempeño en la administración pública tampoco ha sido de buenos resultados para el país, pero su sumisión a cada Presidente de la República en turno le ha permitido sobrevivir a siete sexenios priistas. Por otro lado, en Chiapas ha hecho negocios con todos.

En octubre de 1986, el presidente Miguel de la Madrid lo nombró dirigente nacional del PRI con la encomienda de calmar los ánimos de los aspirantes, pero torpe como es nada pudo hacer para detener a los precandidatos que se golpearon hasta por debajo de la mesa. Tampoco pudo someter a la disidencia del partido que terminó por crear la Corriente Democrática que se separó del PRI y formó alianzas importantes con las izquierdas de México. Mientras en Chiapas se siente el todopoderoso, el influyente, el amigo de los presidentes, en los círculos políticos de primer nivel no es más que un charlatán que puede ser pisoteado por cualquiera.

El día del destape del candidato presidencial estuvo a punto de perder la designación de Carlos Salinas de Gortari, pues minutos antes Alfredo del Mazo, entonces secretario de la SEMIP, había destapado en un fallido madruguete al ex procurador general de la República Sergio García Ramírez. Luego de eso, Jorge de la Vega no fue más que una figura decorativa en la presidencia del PRI, y quedó al margen de la campaña electoral de 1988.

Siendo secretario de Agricultura y Recursos Hidráulicos durante el gobierno de Carlos Salinas, la producción de alimentos se derrumbó, y de hecho la dependencia tuvo que quedar en manos del subsecretario Gustavo Gordillo. Por su inoperancia fue forzado a renunciar en enero de 1990.

EL INFLUYENTE

La única y mayor virtud de Jorge de la Vega, es su habilidad para relacionarse con la cúpula del poder y traficar influencias. Por ello su hijo Mario de la Vega Grajales fue director general de Vinculación en la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT), pero también formó parte de la corrupta empresa española Obrascón Huarte Lain (OHL).

De la Vega Grajales fue director general de la Concesionaria Mexiquense OHL en 2011, justo en el año de las elecciones para gobernador del Estado de México, y fue en el momento en que se negociaron las controvertidas modificaciones al título de la concesión del Circuito Exterior Mexiquense, la obra más importante de dicho consorcio.

Pero eso no es nada en comparación con los lucrativos negocios que Katina de la Vega, hija de Jorge de la Vega Domínguez, ha hecho en Chiapas. Ella por más de veinte años ha combinado la administración pública con los negocios personales. Ha participado de la corrupción, el saqueo, los malos manejos del poder y se presume que su riqueza proviene de los negocios directos e indirectos con el gobierno.

Que se recuerde ha trabajado con los ex mandatarios Roberto Albores Guillén, Pablo Salazar Mendiguchía y Juan Sabines Guerrero. Pero si tiene tantos años como funcionaria, prestadora de servicios, constructora y ha estado junto con gobernantes corruptos, ¿por qué nunca ha sido investigada y se le han fincado delitos?

Lo sorprendente es que mientras casi medio gabinete de Albores Guillén era enviado a la cárcel, Katina gozaba de reconocimiento público. Pablo Salazar fue encarcelado y Katina no fue tocada ni con el pétalo de una rosa. Por el contrario, tuvo tantos privilegios en la administración de Juan Sabines que hasta fue parte del grupo que mandó a Salazar a la sombra.

Ahora bien, ¿qué mensaje entregó Jorge de la Vega en la reunión de fin de año que tuvo con Roberto Albores Guillén, Antonio Melgar Aranda y Julio César Ruiz Ferro, sabiendo que dos de ellos están interesados por perfilar a sus hijos hacia la gubernatura de Chiapas? Me disculpo por mi ignorancia.

Pero más allá de eso, Roberto Albores Gleason y Luis Armando Melgar Bravo deberían reconocer que están pactando con el enemigo público número uno de los chiapanecos, y que si éste célebre oportunista sigue a su alrededor, votar por alguno de ellos será como votar en contra de Chiapas. ¡Chao!

@_MarioCaballero

 

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