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LETRAS DESNUDAS

03 Noviembre 2017

MARIO CABALLERO

LA INDUSTRIA DE LA INTIMIDACIÓN

Antorcha Campesina es una de las agrupaciones más poderosas y millonarias de México. Se hace llamar “La organización de los pobres de México” con miles de miembros en todo el país y capaz de movilizar a cientos de miles de personas. Pero no es lo que dice ser, sino es un grupo de choque que le sirve al poder, es una mafia que goza de impunidad, capaz de cometer los peores crímenes con tal de obtener un puñado de dinero.

Como organismo autónomo, nació en Tecomatlán, Puebla, alrededor de 1974, con el propósito de organizar a los grupos más pobres del país, luchar por la justa distribución de la riqueza, eliminar las diferencias sociales y lograr mejores condiciones de vida para los trabajadores del campo. Su fundador y único dirigente es el ingeniero Aquiles Córdova Morán, que junto con sus hermanos y algunos campesinos iniciaron el movimiento que con el paso de los años se convertiría en un lucrativo negocio familiar y un verdadero bastión del PRI y de sus gobiernos.

Antes, a inicios de los años 70, siendo Córdova Morán un simple maestro, dirigió una lucha para transformar la antigua Escuela Nacional de Agricultura en una Universidad donde los hijos de campesinos pudieran continuar sus estudios y tener mayores oportunidades de desarrollo. Así fue que participó de manera activa en la elaboración del Proyecto Universidad Autónoma Chapingo, que fue aprobado por la Cámara de Diputados en 1974, según el Diario Oficial de la Federación del 31 de diciembre de ese año.

Fue a partir de ese logro que Aquiles Córdova vislumbró un mejor futuro a través de los movimientos sociales, pero para beneficio propio, no para el país y menos para los pobres. “Llegamos a la conclusión de que debíamos convertirnos en un movimiento político más adaptado a la situación nacional, que encauzara la lucha de manera constructiva”, dijo. Con esa mentira empezó Antorcha Campesina, que hoy agrupa a más de un millón 200 mil personas en las 32 entidades.

NEGOCIO FAMILIAR

Como cualquier otra organización con funciones de sindicato, Antorcha Campesina controla decenas de empresas, concesiones, franquicias y licitaciones, siempre adjudicadas de forma directa, es decir, evadiendo las leyes y sin concursos de por medio. Nada más el líder Aquiles Córdova cuenta con una riqueza inexplicable. Tiene una de las cadenas gasolineras más grandes del país y varios miembros de su familia son diputados o desempeñan cargos en el Gobierno, desde los municipales hasta el federal.

David Ogden escribió: “Familia significa que nadie se queda atrás o se olvida”. La familia Córdova Morán ha llevado el concepto hasta sus últimas consecuencias. Aquiles es el dirigente nacional; su hermano Ulises es dirigente en el estado de Puebla; Perseo, otro de sus hermanos, es el responsable de la Comisión Financiera; su hermano Eleusis es líder en Puebla; sus hermanas Soraya y Hersilia son dirigentes en Puebla y Lorena, otra hermana, es lideresa en la Ciudad de México.

Su sobrino Franklin Campos Córdova, es líder en Chiapas, Puebla y coordinador de la organización en el sureste. El hermano de éste, Lenin Campos, asume la dirigencia en San Luis Potosí. Amina García Córdova, es lideresa en la Ciudad de México y Soledad Solís Córdova en el estado de Morelos. Eduardo Campos Flores, también sobrino de Aquiles, se desempeña como dirigente en Jalisco.

En una mafia no pueden faltar los compadres, como Jesús Tolentino Román, que ha sido dos veces alcalde de Chimalhuacán, líder indiscutible en el Estado de México y se considera el heredero del liderazgo nacional de Antorcha Campesina. Asimismo, Marisela Serrano Hernández, comadre de Aquiles Córdova y esposa de Tolentino, es ex diputada federal y ex presidenta municipal de Ixtapaluca. Y Juan Manuel Celis Aguirre, el cuñado, es otro de los líderes en Puebla. Esto por mencionar a algunos del extenso linaje.

Pero no todo es poder; también hay negocios. Dánae Córdova Morán, Franklin Campos Córdova, Juan Manuel Celis Aguirre, Samuel Aguirre Ochoa y Everardo Lara Covarrubias, son propietarios de varias gasolineras en Puebla, Estado de México y Chiapas. Por su lado, Perseo Euclides Córdova Morán tuvo la concesión 04PUE111781/18APDL12 de la Comisión Nacional del Agua para la extracción de 150 mil metros cúbicos anuales de aguas nacionales para uso agrícola, y Rodolfo de la Cruz Meléndez, líder en Puebla, fue dueño de una concesión similar de CONAGUA, la 04PUE105982/18AMGE98.

De acuerdo con información disponible en la página electrónica de adquisiciones y proveedores del Gobierno Federal, Antorcha Campesina ha obtenido permisos de la Secretaría de Energía para la venta de gas LP y la distribución de combustibles mediante auto tanques, semirremolques, carro tanques o buque tanques, y todo porque respaldó los proyectos políticos del actual y los pasados presidentes de la República.

También con la Secretaría de Desarrollo Social (SEDESOL) ha pactado jugosos negocios para el suministro de combustible, como los cuatro contratos firmados durante los primeros dos años del gobierno de Enrique Peña Nieto, que en suma logran la cantidad de 3 millones 356 mil pesos, sólo en el estado de Puebla.

Aparte de la venta de combustibles, se presume que otros de los negocios de Antorcha Campesina son las concesiones de transporte público, empresas constructoras, restaurantes, tiendas de conveniencia y hasta cantinas y bares. Por eso la riqueza de sus dirigentes es incalculable.

EL NEGOCIO DE LA MUERTE

El periodista Miguel Ángel Granados Chapa describió de esta manera a Antorcha Campesina: “Adquirió un aire de movilización paramilitar, proclive a la acción directa, al enfrentamiento con quienes considera sus adversarios”. Y lo hace porque siempre ha contado con la protección del gobierno.

¿Cuántas veces hemos oído de la invasión de terrenos, toma de carreteras, caminos ejidales, plazas públicas e instituciones gubernamentales? O ¿secuestros de líderes sociales y asesinatos de políticos? No todas, desde luego, pero esas acciones también forman parte de los giros negros de Antorcha Campesina, que desde los tiempos del poderoso PRI ha jugado un papel importante en las campañas políticas de ese y otros partidos.

En julio de 2013, Feliciano Castillo Martínez, un joven de 17 años de edad, descubrió que integrantes de Antorcha Campesina repartían despensas a cambio del voto para el candidato priista a la presidencia municipal de Mecayapan, Veracruz, Jesús Cruz Hernández, y los comenzó a grabar con su teléfono celular. Al verlo, lo golpearon, pero la antorchista Sofía Cruz Hernández lo apuñaló hasta matarlo. Ésta fue detenida y puesta en libertad horas después.

En 2000, el antorchista Jesús Tolentino Román, le arrebató la presidencia municipal de Chimalhuacán al grupo de Guadalupe Buendía, La Loba, una mujer temible que el día de las elecciones tuvo que huir del ataque de Antorcha Campesina y esconderse. El de ese año fueron unas elecciones sangrientas donde resultaron 10 muertos y un centenar de heridos.

Con esos métodos, muchos antorchistas han llegado a ser presidentes municipales y legisladores, y han apoyado al PRI, PRD, PVEM, entre otros, a conquistar el poder en los municipios, estados y en la Presidencia de la República.

¡CUIDADO!

Es así que Antorcha Campesina, valiéndose de métodos violentos, ha logrado monopolizar el poder y apropiarse de recursos públicos. Es, definitivamente, una industria de la intimidación que durante 34 años ha lucrado en Chiapas con la venta de terrenos robados, concesiones de transporte público y otros beneficios.

Así que conociendo su historia, debemos tener cuidado. Porque sin lugar a dudas los antorchistas estarán en las próximas elecciones apoyando a algunos políticos y, quizá, a los más consentidos del poder en el estado, que sabemos quiénes son. Meditemos pues en esto: un voto a favor de los candidatos respaldados por el Movimiento Antorchista, es un voto a favor de la delincuencia y la impunidad. ¡Chao!

@_MarioCaballero

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