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Feministas luchan contra el acoso sexual hacia las mujeres

SAN CRISTÓBAL DE LAS CASAS, Chiapas, 08 de Junio de 2014/ Mirena Mollinedo /ASICh  – Agrupaciones de mujeres feministas en esta ciudad, y de mujeres independientes,  piden se respete la dignidad de las mujeres en las calles y en todas partes.

A unos días de que colocaran mensajes publicitarios en las calles del centro histórico de la ciudad, alusivos al acoso sexual hacia las mujeres,  algunos de estos mensajes ya fueron destruidos “lo cual es una muestra del machismo que prevalece en nuestro país”, opinaron.

Se observa una escena donde una joven va caminando en la calle y tres hombres la quedan viendo y murmurando, a lo que ella responde, “no son piropos, no son halagos” mi cuerpo no necesita tu opinión”; “el acoso es violencia”.

Las mujeres “sin rostro” contra el acoso sexual, ya que en esta campaña de publicidad, únicamente aparecen las frases alusivas a frenar el hostigamiento, exigen seguridad y libertad en las calles.

Así también, destacan otras frases como “mi nombre no es mamacita, “sht sht, ni bizcocho”; “no me interesa tu  piropo quiero tu respeto”, afirman las feministas que luchan por la dignidad de las mujeres.

Según estudios sobre el hostigamiento sexual en México, el acoso es uno de los problemas más frecuentes, y se presenta en cualquier sitio –hogar, escuela, trabajo y calle– pero no se le da la importancia requerida a pesar de los graves trastornos que puede ocasionar, tanto físicos como psicológicos.

A diferencia de lo que sucede en México en Estados Unidos está penado el acoso sexual. Una mujer puede demandar a un hombre por el solo hecho de que la mire con lujuria, o por que en una reunión le esté contemplando las piernas o los senos. Los estadounidenses ha logrado lo que ningún otro país, casi desterrar el acoso sexual porque tienen leyes muy rígida.

Aquí el acoso sexual empieza en la familia, incluso en algunos casos, del padre a la hija, continúa en la calle en donde a las mujeres, los varones se las comen vivas; sigue en la oficina donde desde el empleadillo más humilde hasta el jefe más encumbrado lo único que quiere “es otra cosa”, de las secretarias o la jefa que está “muy buena” y hasta en el templo los ojos de lujuria hacen a una lado la oración y la meditación, dice el estudio referido. ASICh

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