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ESPAÑA: LA LIBERTAD DE CONCIENCIA Y EL ESTADO

Robero Grao /Foro Independiente de Opinión

ZARAGOZA, ESPAÑA, 24 de Mayo de 2019/ Roberto* Grao /Foro Independiente de Opinión**.-  La libertad de conciencia de las personas es necesaria, inviolable e intocable para que exista una verdadera democracia. Cualquier Gobierno que ha alcanzado el Poder democrática-mente a través de las urnas, no puede ni debe tocar, alterar o anular, la libertad de conciencia de los individuos, desde su control del Estado, porque se convierte automá-ticamente en Dictadura.

Lo ha afirmado recientemente el Arzobispo de París Michel Aupetit con gran clarividencia: “Un Estado que toca (o anula) la libertad de conciencia, se llama Dictadura”.

Efectivamente, la gran tentación corruptora de la democracia que asalta a todo político ambicioso de poder es la de configurar la sociedad a su imagen y semejanza, sin respetar las conciencias y los modos de pensar de los ciudadanos, para imponerles sus ideas pensando en el mejor de los casos, que con ellas van a vivir mejor o más satisfechos.

Craso e importante error o, en el peor de los casos, mala fe o mala intención de imponer su ideología, sin tener en cuenta si con ella va a beneficiar verdaderamente a los ciudadanos, porque tal circunstancia no le interesa ni le preocupa tenerla en considera-ción.

Lo mismo se puede afirmar cuando el Gobierno de turno, a través de su mayoría parla-mentaria, su preponderancia legislativa y consiguiente dominio del Estado procura eliminar la responsabilidad de los padres en la educación de los hijos, según sus convic-ciones morales y religiosas: “Un Estado que toca,anula, o usurpa,la responsabilidad de los padres en la educación de los hijos, se convierte en una Dictadura”.

Todo ciudadano consciente de sus responsabilidades, tanto profesionales, como familia-res, políticas y sociales, no puede ni debe permitir en ningún caso la injerencia legislativa del Estado en esos campos de la responsabilidad personal de los individuos, alzándose contra esas arbitrariedades u otras cualesquiera que anulen su dignidad personal, con su más potente protesta razonada y enérgica que esté a su alcance.

Ahora bien, el odio de algunos políticos y gobernantes puede alterar esta ecuación, pensando que existen otras muchas personas que participan del mismo odio que ellos sienten y que les complacerán sus decisiones.

Hay que tener en cuenta que el odio hace que la persona disfrute del hecho de desear y causar el mal ajeno por cualquier motivo subjetivo, aunque algunas veces se intente justificar porque nos han hecho el mal primero.

Pero el odio o rencor que podemos sentir hacia alguien porque nos ha hecho o tratado mal, nunca lo justifica, ya que jamás debemos “devolver mal por mal” puesto que el odio es un sentimiento profundamente negativo que impide la convivencia pacífica entre las personas.

Roberto Grao

Datos:

*Roberto Grao.

Profesor Mercantil – Zaragoza- España

** El Foro Independiente de Opinión es un grupo de profesionales (licenciados en Química, Medicina, Pedagogía, Ingenieros Agrónomo, de Caminos, Profesor Mercantil, Catedráticos universitarios, etc.)

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