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ESPAÑA: DIOS PERMITE EL MAL DE LOS HOMBRES

Roberto Grao*/Foro Independiente de Opinión**

ZARAGOZA, España, 06 de mayo de 2020./Roberto Grao*/Foro Independiente de Opinión**.- Hay una tendencia actual por parte de algunos o bastantes teólogos que afirman que Dios no castiga a los hombres, que no puede castigarlos porque su amor y su misericordia hacia los hombres es infinita, y que lo que realmente quiere es que se salven, y eviten la condenación eterna y por lo tanto el castigo divino –piensan- no es el camino más adecuado para conseguirlo.

Los que así piensan olvidan que Dios, además de tener misericordia infinita hacia los seres humanos, también es infinitamente justo, su justicia se compagina con su misericordia, respetando siempre la voluntad humana, la elección o decisión personal de nuestras acciones.

Desde luego, antes del pecado original, nuestro padre Adán gozaba de una gran libertad y del don llamado preternatural de no morir como una concesión gratuita, porque parece evidente que todo ser vivo natural no puede ser eterno, sino que está sujeto a la materia, a la corporeidad mediante el proceso ineludible de nacer, crecer, desarrollarse y morir. En ese momento Dios no tenía motivos para castigarnos con la enfermedad y la muerte, éstas vinieron por el pecado de desobediencia perpetrado por nuestros primeros padres Adán y Eva, como primeros pobladores del planeta.

Si nuestros primeros padres hubieran obedecido a Dios su creador, el mal no existiría en el mundo, habríamos sido felices eternamente, con una felicidad natural y un amistoso trato con Dios; tampoco existiría la rebelión de la naturaleza contra el hombre, porque ésta existiría para su solaz y deleite, tal vez los animales moririan, porque ellos no poseerían el don de la inmortalidad pero seguramente no haría falta alimentarnos de ellos.

Pero como nos narra el Génesis 1,1-19 del Antiguo Testamento del pueblo judío, adoptado como palabra revelada por Dios, lo mismo que el Evangelio de Jesucristo, Dios castigó a Adán y Eva a la muerte, precedida lógicamente por el dolor y la enfermedad, aunque esto último no lo dice el Génesis, cuando dice al hombre: “Con el sudor de tu rostro comerás pan, hasta que tornes a la tierra, pues de ella fuiste tomado, ya que eres polvo y tornarás al polvo”.

Ahora bien, es evidente que no todos los males que se producen en el mundo y atenazan a los hombres, son un castigo de Dios, porque muchos de ellos provienen de la naturaleza que también fue afectada por la desobediencia del hombre y fue desquiciada en su estructura y desarrollo provocando los terremotos, tsunamis, erupciones volcánicas, etc. y por las pestes y pandemias como la que actualmente sufrimos en el mundo, provocada por el virus Covid-19 que está produciendo tanta mortalidad en los humanos.

En este caso, el mal de la naturaleza desatada y la enfermedad vírica del coronavirus, aunque tengan su origen en la desobediencia y el pecado del hombre, no puede decirse que sean algo inmediatamente querido por Dios, sino permitido por El como lógica consecuencia del castigo que decretó al principio del mundo.

Asi que, puede afirmarse que Dios no envía a los hombres ni los castiga de modo inmediato con los desastres de la naturaleza –que son evidentemente un mal- ni con las enfermedades o epidemias colectivas de gran parte de la población, sino que permite o deja que siga su curso la naturaleza de las cosas creadas y la propia naturaleza del hombre, ambas heridas mortalmente por el pecado que llamamos original, de nuestros primeros padres. Resumiendo puede afirmarse que Dios no castigaactualmente a los hombres sino que los castigó con la enfermedad el dolor y la muerte en su momento, cuando cometieron el pecado de desobedecerle.

La justicia infinita de Dios le obligó –por decirlo así- a castigar a los hombres a raiz de la comisión del pecado de nuestros padres Adán y Eva, y de esta decisión no puede desdecirse, por lo tanto el mal de los seres humanos, la enfermedad y la muerte y la rebelión de la naturaleza contra el hombre procede de esa decisión ineludible.

Puede añadirse que, defendiendo en parte la posición muy comprensible de los teólogos que contemplan solo la infinita misericordia de Dios, no apenas la justicia, después de la Pasión, Muerte y Resurrección de N.S. Jesucristo, estamos en un tiempo de gracia y misericordia, porque Dios, sin cambiar –no podía- al castigo del hombre a la muerte, se apiadó de su situación y para abrirnos los ojos a la terrible posibilidad de la condenación eterna al infierno, decretó la muerte y resurrección de su Hijo Jesús.

Dios nos ha hecho libres para que podamos amarle libremente, volunta-riamente y respeta y respetará siempre esa libertad humana, lo que le conduce a permitir o tolerar el mal sin quererlo ni aprobarlo. Además esos males nos ayudan a amarle más identificándonos con su Hijo en la Cruz.

Asi que la expresión coloquial de las madres: “niño no hagas esto que Dios te castigará” no es que sea falsa a mi modo de ver, sino que, evidentemente no es teológica por lo que analizarla teológicamente si que es una falsedad, una exageración, porque algún dia habrá que decirle al niño: «Dios nos castigó con la enfermedad y lamuerte, aunque ahora lo que quiere es salvarnos del infierno, y para eso su Hijo N.S. Jesucristo murió en la Cruz.

Roberto Grao

Foro Independiente de Opinión

http://foroin.wordpress.com  

Datos personales:

* Roberto Grao Gracia. Profesor Mercantil.

ZARAGOZA, España.

** El Foro Independiente de Opinión es un grupo de profesionales (licenciados en Química, Medicina, Pedagogía, Ingenieros Agrónomo, de Caminos, Profesor Mercantil, Catedráticos universitarios,

 

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