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ZARAGOZA, España, 07 de abril de 2020/ *Roberto Grao Gracia/ **Foro Independiente de Opinión.- Con frecuencia utilizamos la frase “Estado de Derecho” para manifestar que estamos hablando de un Nación administrada o formalizada por unas Leyes y normas legales que garantizan lo que se suele llamar también “el Imperio de la Ley” que consiste en que, en las relaciones humanas en la sociedad, prevalece la fuerza de la ley en lugar de la ley de la fuerza, es decir, no lo que impone uno o unos pocos violentamente, sino la ley aprobada por la mayoría, con lo que se garantiza con ello un cierto orden y estabilidad social, rechazando el uso de la fuerza, el enfrentamiento físico entre las personas.
Ahora bien, en Democracia ese Derecho o Imperio de la Ley procede de las leyes aprobadas por la mayoría de los representantes de los ciudadanos a través de la Cámara o Parlamento correspondiente, por lo que la tarea de los políticos que aspiran a alcanzar el Gobierno de una Nación, consiste en lograr esa mayoría de votos de los diputados que representan al pueblo, o lo que es lo mismo: el Poder, para desde él configurar las leyes que han de regir a todos.
Hasta aquí, parece que la Democracia es un régimen sensato y razonable, o al menos, como decía alguien irónicamente, el menos malo de los regímenes de gobierno de un país. Pero cuando el sentir o el pensar de la mayoría es negativo porque se deja llevar por la ignorancia, el rencor, el fanatismo, los intereses personales, la venganza o el odio, se producen unas leyes injustas que dañan a la minoría que se ve maltratada de modo despótico e incluso tiránico, sin posibilidad legal de respuesta.
Este penoso hecho de promulgar unas leyes que a unos producen satisfacción porque han alcanzado la realización de sus deseos, mientras que para otros es una injusticia manifiesta contra la que nada pueden hacer porque es voluntad de la mayoría, ocurre por la distinta mentalidad y aspiraciones de las personas, que pueden ser buenos o malos, cristianos o ateos, fanáticos o sensatos, sembradores de paz o de odio, respetu-osos o arrogantes, mentirosos o veraces, buscadores del bien o de la maldad, etc.
Un ejemplo claro de cuanto afirmo es lo que sucedió con la condena de Jesucristo, reclamada por la masa de manifestantes que habían hecho suya la manipulación y los deseos de unos pocos poderosos representantes del pueblo: os fariseos y saduceos, que actuaban con mala fe. Algunos dicen que Poncio Pilato actuó como un verdadero demócrata porque atendió los deseos y petición de la mayoría del pueblo judío, cuando pedía la crucifixión de Jesucristo, sin tener en cuenta para nada si era inocente o culpable de lo que se le acusaba, que para los romanos era rebelión contra Roma, contra el César, lo cual no era verdad.
En efecto, lo que tienen que hacer los malos en Política es convencer a la mayoría de que lo que pretenden es lo mejor para todos, aunque eso que pretenden sea mentira o vaya contra la realidad de los hechos acaecidos. Esta es la gran servidumbre de la democracia, la cual prospera cuando los malos se hacen fuertes y los buenos se amedrentan ante las amenazas que reciben.
Con este sistema de gobierno, el Derecho se puede modificar a voluntad de las partes, cambiando lo que antes era delito en un derecho, y viceversa, por lo que se produce el Estado de Derecho modificable y cambiante, que deviene a manifestar el distinto modo de ser y pensar de las personas, que conduce al enfrentamiento verbal o físico entre ellas ineludiblemente, el cual además no tiene solución.
Roberto Grao Gracia
Datos personales:
*Roberto Grao Gracia. DNI: 16 942 843 P.- Profesor Mercantil.
ZARAGOZA
**El Foro Independiente de Opinión es un grupo de profesionales (licenciados en Química, Medicina, Pedagogía, Ingenieros Agrónomo, de Caminos, Profesor Mercantil, Catedráticos universitarios,