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ARTÍCULO ÚNICO

24 agosto 2018

Angel Mario Ksheratto

«¡Pero ya, cabrón!»

En los estertores de su malograda administración, los aplausos a su favor, solo se arrancan con despensas; las maledicencias en su contra, en cambio, son espontáneas, mayoritarias y algunas veces, amenazantes. Tanto, que en Oxchuc —nos revela una fuente confiable—, la siempre perdida mirada de Manuel Velasco, se transformó en una de terror, cuando uno de sus asistentes le instó a apresurar el paso ante el espantajo que uno de los cientos de ciudadanos enardecidos soltó: «¡Amárrenlo!».

No es lo mismo estar frente a un grupo de gente acarreada a fuerza de despensas y cualquier otra friturita, que estar frente a una sociedad enérgica, contestataria y sumamente encabronada; los primeros, aplauden a rabiar las ocurrencias y frases lisonjeras. Los segundos, exigen que por lo menos, sean escuchados y atendidos. Que las demandas de desarrollo, progreso y bienestar, sean respondidas con hechos, no con discursos complacientes y narcisistas.

La frivolidad con que Manuel Velasco Coello, condujo la cosa pública en los últimos cinco años y medio, habría de ser cobrada justo en uno de los municipios donde el gobernante impuso su voluntad por encima de los usos y costumbres ancestrales de los pueblos indígenas: Oxchuc. Ahí, donde muchos han muerto y otros miles han sido expulsados de sus comunidades por las huestes del PVEM, el partido de Velasco.

No fue menor la correteada que protagonizaron los indígenas enfadados. «Dile al pendejo del chofer que acerque la camioneta, ¡pero ya, cabrón!», se le escuchó decir cuando el gentío arreciaba los gritos y empezaron —algunos— a lanzar objetos a la comitiva que rodeaba al mandatario. En los videos que han circulado profusamente, se ve al gobernador subirse a un helicóptero, de manera muy apresurada y torpe.

Y es que los indígenas, no se andan por las ramas; no cejan en su empresa, hasta lograr el objetivo. No se fijan en la investidura de los personajes. Lo retienen, lo amarran y hasta les prenden fuego y ya. Recordemos cuando sacaron de la diócesis de San Cristóbal al entonces presidente del Congreso, Eduardo Ramírez y al diputado Carlos Penagos y los vejaron en Chenalhó… Años atrás, en Teopisca, amarraron y exhibieron a varios diputados locales entre ellos, al actual presidente del Tribunal Superior de Justicia, Juan Oscar Trinidad Palacios. Existe una larga lista de funcionarios, alcaldes, regidores y otros tantos, que han sentido en carne propia, la ira popular.

Las razones para que los ciudadanos recurran a ese método, siempre han sido las mismas: el olvido, el engaño, la indiferencia, la incapacidad, la corrupción; Manuel Velasco, para desgracia suya, no ha sido un gobernante eficaz y efectivo. Su sexenio se ha caracterizado por frivolidades, excesos, corrupción, falta de transparencia, indiferencias, adeudos multimillonarios, triquiñuelas, niñerías, omisiones, complicidades, impericias, sordera, majaderías… Muchas de sus malas acciones, han sido dirigidas contra los pueblos indígenas. Ello explica la correteada que le dieron los oxchuquenses.

A unos días que, obligadamente, tenga que pedir licencia para irse al Senado a disfrutar la impunidad pactada con el presidente electo, las marchas, mítines y plantones exigiendo el justo pago por servicios prestados al gobierno, son cada vez más numerosas y cotidianas. La misma secretaría de Hacienda, ha declarado “impagables”, los adeudos contraídos con empresas diversas y con trabajadores del gobierno mismo.

El caos y la anarquía, han sido distintivos de éste gobierno; turbas de asaltantes disfrazados de estudiantes o maestros o campesinos u organizaciones sociales, cierran carreteras, toman casetas de cobro, despojan a vendedores, secuestran ciudadanos, retienen a funcionarios y afectan la economía severamente. Al gobernador, nunca le importó solucionar ese problema. Al contrario, protegió a los más violentos —no por miedo o respeto a “los derechos humanos”— porque tuvo en esos grupos, aliados para torturar a la ciudadanía.

La cereza del pastel de caca será su sucesor interino… O su “jugada maestra” para asumir como senador, solicitar licencia al Senado y regresar a terminar su mandato. No es mucho; tres meses, pero suficientes para saquear por completo al estado. En caso que decida quedarse en el escaño, habrá de dejar al mejor de sus cómplices. Y no para borrar las huellas del macro hurto, sino para exprimir el último centavo del erario y tener al culpable de sus errores.

En Oxchuc, ya tuvo una muestra del enojo generalizado en su contra. Aquella mayoría aplastante que obtuvo en las urnas, más millones de ciudadanos que no votaron por él, están ahora en su contra; está, por decir lo menos, cosechando lo que sembró. Aplicarle la exigencia suya a su asistente para urgir su salida de un escenario adverso, sería lo más acertado. ¡Pero ya, cabrón!

http://ksheratto.blogspot.com

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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