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LETRAS DESNUDAS

23 Febrero 2018

MARIO CABALLERO

ULISES COELLO: MÁS ALLÁ DE LA IDIOTEZ

La cárcel habría de ser su lugar de residencia desde hace mucho tiempo, pero no es así. Fuera de esos muros de castigo, el magistrado Ulises Coello Nuño le da rienda suelta a sus vicios y se siente con el permiso para traficar influencias, abusar de su puesto para impartir justicia a su conveniencia, enriquecerse, coaccionar a otras autoridades, dirigir una campaña de desprestigio contra el gobernador del estado y atacar públicamente al presidente del Tribunal Superior de Justicia a quien dice desconocer.

Ulises Coello encarna muchas de las perversiones más aborrecibles de los políticos. Es un funcionario anodino, ignorante, oportunista, represor, que tiene una fascinación enfermiza por el alcohol y su principal divertimento es el acoso. Ha sido señalado tanto por cometer fraude como despotismo.

Por eso preocupa su permanencia en el Poder Judicial del Estado, sobre todo, porque aliado a su pareja de juerga, el magistrado José Manuel Mantecón, pretende dar un duro golpe al máximo tribunal de Chiapas.

UNA VIDA EN LA CORRUPCIÓN

Arthur Miller escribió: “Es más fácil recuperar un millón de dólares robados que la honra, si la perdiste”. Ulises Coello Nuño no es en ningún aspecto un hombre de honor, pues tiene toda una vida inmersa en la podredumbre. Misma que no podríamos entenderla sin evocar los años como catedrático y director de la Facultad de Derecho de la Universidad Autónoma de Chiapas, en San Cristóbal de las Casas, que son los dos cargos más sobresalientes en su ridícula trayectoria profesional.

Ser académico de la máxima casa de estudios de Chiapas debe considerarse todo un orgullo. De eso a ser director de toda una facultad, como la de Derecho que es una de las más importantes del país, el orgullo debe ser incluso mayor. Sin embargo, para Ulises Coello fue como un día de campo, una fruslería, una oportunidad para desatar sus más bajas pasiones.

En los meses de julio y agosto de 2008, se suscitaron varios enfrentamientos en la Facultad de Derecho. La comunidad universitaria exigía la destitución del director Ulises Coello a quien señalaba de malversar los recursos del instituto y contratar grupúsculos para mantener el control de la escuela. La catedrática Guillermina Vela Román aseguró que el ex diputado priista Jorge Mario Lescieur Talavera, creador del grupo antizapatista ‘Los auténticos coletos’, estaba detrás del conflicto y apoyaba al director, que era su primo, para reprimir a los maestros, alumnos y demás opositores.

Por la íntima relación con el entonces rector de la UNACH, Ángel René Estrada Arévalo, culpable por omisión de la muerte de 35 recién nacidos en el Hospital K de Comitán, se sostuvo en el puesto. No sólo eso. El rector hizo oídos sordos a los señalamientos contra Ulises Coello y consintió todos los abusos de éste.

Los resultados de la auditoría 008/2007 aplicada a la gestión de Coello Nuño, revelaron el desorden y la corruptela en el uso de los dineros de la facultad. Una de las muchas irregularidades descubiertas fue que el director había realizado un gasto de 19 mil 342 pesos en la compra de bebidas alcohólicas. Al respecto, no existía ninguna factura con los debidos requisitos fiscales, sino simples comandas con las que se dispuso del dinero.

Asimismo, hay miles de pesos sin comprobar por supuestos gastos de representación, hospedaje, alimentos y botanas, de los cuales dicen los auditores que no se especificó si sirvieron en realidad para fines de la propia universidad. En consecuencia, personal administrativo denunció a Ulises Coello y a otros funcionarios de alto rango de haber despilfarrado dinero del organismo en licores, viajes de placer y servicios de carácter íntimo.

El 8 de mayo de 2008, el estudiante Usiel de la Cruz López fue entrevistado por un reportero de la localidad y manifestó que el director Coello Nuño le había suspendido todos sus derechos escolares por cuarenta días hábiles por haberlo denunciado públicamente. En muchas ocasiones, olvidándose de su papel como autoridad escolar retó a golpes a los alumnos.

Sin duda fue una de las peores etapas para la Facultad de Derecho. El director no sólo fue señalado de cometer fraude y someter por medio de la fuerza a la comunidad estudiantil y docente, también hubo rumores de que acosaba sexualmente a las colegialas.

Así fue hasta que la rectoría ordenó su destitución, pero en lugar de ser enviado a la cárcel por sus comprobados delitos le dieron un cargo en el Centro de Estudios para la Construcción de Ciudadanía y la Seguridad (CECOCISE) de la UNACH, donde actualmente cobra un jugoso sueldo sin trabajar.

LA IRA

Ulises Coello Nuño fue nombrado magistrado del Tribunal Superior de Justicia el 2 de junio de 2015. No por méritos propios porque no los tiene, sino por recomendación del senador priista Carlos Romero Deschamps, el corrupto líder del sindicato petrolero que le regaló un Enzo Ferrari de edición limitada a su hijo Juan Carlos Romero Durán, cuyo costo es de 25 millones de pesos y que sólo tienen personajes como la familia real de Kuwaití y el jeque Hamad Al Khalifa.

Se cuenta que la esposa del magistrado Coello Nuño, le rogó, suplicó y hasta le lloró de rodillas a Romero Deschamps para que lo recomendara. La señora es sobrina del senador.

La idiotez no sólo describe la vulgaridad y la falta de inteligencia de algunas personas. También se refiere como un trastorno caracterizado por una deficiencia profunda de las facultades mentales, congénita o adquirida en los primeros años de vida. Ese trastorno lleva a cometer abusos y ser inconstante en sus decisiones. Como el magistrado Coello Nuño, que muestra una entera contradicción en los asuntos jurídicos que pasan por su escritorio. Así hoy puede beneficiar a alguna de las partes actoras en un juicio y mañana siendo un proceso del mismo tipo, puede emitir un criterio completamente diferente.

Sin ninguna congruencia y firmeza en sus resoluciones, no representa el papel del auténtico impartidor de justicia que siempre se caracterizará por ser certero, objetivo y sobre todo imparcial en sus juicios.

El peor pecado de Ulises Coello no es haber obtenido el cargo de magistrado, sino utilizarlo para fines personales y no tener el menor respeto a la investidura, pues se dice que en reiteradas ocasiones ha llegado borracho al Poder Judicial del Estado. Se sospecha que hace jugosos negocios con una red de corrupción que abarca desde jueces, ministerios públicos, bufetes de abogados y policías. La riqueza que hoy presume puede no tener orígenes lícitos.

Junto con su homólogo José Manuel Mantecón Vázquez, hijo del magnate ganadero y automotriz Jaime Mantecón, siempre ha tramado adueñarse del Tribunal Superior de Justicia. Por eso pagaba miles de pesos a columnistas a quienes les filtraba información de los tribunales y pedía que inventaran datos para desprestigiar a Rutilio Escandón Cadenas, ex presidente del Poder Judicial, y ser uno de ellos quien ocupara el cargo. En su ambición, ya habían incluso decidido cómo iban a repartirse el presupuesto del organismo.

Ahora, la ira de Ulises Coello se debe a la frustración de que ni él ni Mantecón fueron elegidos para asumir la presidencia del Poder Judicial, sino el acreditado abogado Juan Óscar Trinidad Palacios. A esto hay que sumarle que está desesperado porque en breve la reforma constitucional que contempla la reducción de 5 a 3 magistrados puede dejarlo sin trabajo y sin los negocios que lo han enriquecido con impunidad.

La violencia suele ser el único recurso de los idiotas. Coello Nuño al no tener méritos ni peso político propio acude a la agresión. Al sentirse con un pie fuera del Poder Judicial injuria al gobernador Manuel Velasco, a Trinidad Palacios y a la magistrada María Elena Ramos Gordillo quien tiene mayores posibilidades de continuar en el cargo y no sólo por cumplir con la equidad de género, también porque tiene capacidad, prestigio y aptitud.

Con tal de volverse transexenales, Coello Nuño y Mantecón han tomado como estrategia demandar en su momento al Ejecutivo, al Poder Judicial y al mismo Congreso del Estado para hacer valer sus derechos.

¿Cómo puede un magistrado borracho, pendenciero y degenerado exigir respeto cuando él se ha dedicado a violar las leyes? Nadie puede cuestionar que tiene derecho a sus convicciones. Pero los demás tenemos el derecho de conocer su verdadera cara y si algo merece por su “servicio al estado”, es la cárcel. ¡Chao!

@_MarioCaballero

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