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LETRAS DESNUDAS

03 Enero 2018

MARIO CABALLERO

CHIAPAS MAÑANA: LA URGENCIA DE PODER

El 2017 dejó en la memoria el reflejo de lo que somos: un país tercermundista con más de cincuenta millones de pobres, más de cien mil muertos por la guerra contra los cárteles de la droga, violencia, desigualdad y falta de oportunidades. En ese espejo, el 2018 se mira como el año de las grandes definiciones y decisiones, donde se renovará la Presidencia de la República, nueve gubernaturas y más de tres mil cargos públicos. Es así que enero será el mes que marque el inicio de la madre de todas las batallas: las elecciones del primero de julio.

Lo verdaderamente triste es que mientras el país atraviesa sus peores momentos, los partidos y los políticos están más preocupados por permanecer, recuperar u obtener el mando. Sólo eso. No existen llamados a la unidad, a la pacificación social, al trabajo en equipo. Nada hay en los partidos sobre cómo solucionar los conflictos que han obstaculizado el progreso de los pueblos, sino ambición y una urgencia de poder. Por eso es el origen de las campañas de odio y la inútil publicidad política dispersa en los medios de comunicación.

EL SIN SENTIDO

Churchill decía que un estadista es todo aquel que piensa en las próximas generaciones y no en las próximas elecciones. Para nuestra clase política esto funciona totalmente al revés. En una suerte de “Ganar-Ganar”, los partidos no piensan primero en estudiar la situación de cada lugar para después elegir a los mejores candidatos que tengan posibilidades de lograr buenos resultados para la comunidad, ciudad, estado o país, sino primero buscan beneficiar al grupo de poder dentro del partido, luego elegir entre éste al que ofrece más y hacerlo candidato, aunque no sea el mejor ni el más idóneo o idónea para gobernar.

Ejemplo de eso es la elección y respaldo priista sobre José Antonio Meade Kuribreña, que a pesar de ser apartidista pertenecía al grupo del presidente Enrique Peña Nieto, que siendo el jefe del grupo más importante del PRI se impuso ante las bases, obligó a la militancia a hacer cambios en los estatutos y, por último, señaló con su poderoso dedo a quien él creyó el mejor para sucederlo en el cargo, no a quien mejor les pareciera a los priistas y mucho menos lo hizo pensando en la sociedad.

Haciendo esta revisión podemos ver que hay un agotamiento en los partidos políticos, se han dedicado a hacer negocio con la democracia y lejos de solucionar los problemas se han ofrecido a administrarlos. En esta crisis de los partidos, es necesario destacar que no cuentan con la energía suficiente para proponer fórmulas novedosas y opciones que puedan construir esperanza.

Esa misma crisis golpea a los partidos en los estados. En Chiapas, verbigracia, casi todos han hecho lo mismo que el PRI con la elección de sus candidatos que, pese a que aún no están del todo definidos, tienen ya bastante camino avanzado.

La clase política chiapaneca pasa por una mala racha en cuanto a falta de credibilidad y baja calidad moral. Los partidos son vistos por la mayoría de la población como cuevas de ladrones y los políticos no son considerados esos vínculos entre la sociedad y el gobierno y, lamentablemente, han dejado de ser los agentes de cambio y promotores del desarrollo colectivo. Frente a los cincuenta años de atraso que tiene Chiapas, eso es lo que nos ofrece la partidocracia para mejorar la situación.

Si nos proponemos a analizar a los institutos políticos en Chiapas veremos que al PRI le gustó más la idea de revivir las viejas prácticas para encaminarse al triunfo en 2018 que darles continuidad a los procesos democráticos internos, la inclusión de nuevos militantes, la participación activa de los jóvenes, la equidad de género, la transparencia y la elaboración de candidaturas confiables y exitosas, factores que sin duda lo llevaron a recuperar en alianza el gobierno del estado en 2012 y el gobierno paulatino en varios municipios.

Hoy, muchos estarán de acuerdo conmigo, tomando en cuenta todo lo anterior, la postura del PVEM y la renuncia de muchos priistas valiosos, el PRI se queda con muy bajas probabilidades de ganar la gubernatura. Y por el mal humor social provocado por las equivocadas decisiones del presidente Peña Nieto es muy posible que pierda el poder en los municipios que actualmente gobierna. Porque ¿qué propone? ¿Qué puede hacer para revertir la situación y volver a la ruta de la victoria? El descrédito que tiene es más sólido que el mármol.

Ciertamente, el PVEM chiapaneco tiene los números de su lado, posee la gubernatura, gobierna en 59 municipios, administra los intereses de poco más de 3 millones 500 mil chiapanecos y es mayoría en el Congreso del Estado. Ningún otro partido en Chiapas tiene ese dominio. Por eso, en meses pasados envió una carta a la dirigencia nacional exigiendo respeto a las bases y no seguir sirviendo a los intereses del PRI, aludiendo a que tiene las mejores propuestas y superioridad política en el estado. La respuesta que recibió fue positiva, tanto para competir solo o en alianza, en esta última con la única condición de que sea con candidatos del Verde.

Pero más allá de pensar en cómo remediar la caótica realidad de Chiapas, el PVEM y muchos de sus militantes pecan de orgullo al creer que las cifras que tienen les serán suficientes para retener el poder e imponerse a los demás partidos. Lo importante a saber es ¿dónde queda pues la sociedad en sus planes? Porque lo que hemos visto todo este tiempo es una preocupación real de querer apoderarse de todas las candidaturas y nada más.

Por otro lado, el Frente político formado por el PAN, PRD y Movimiento Ciudadano es una coalición de partidos que promete mucho, aunque aún no muestra nada tangible, concreto, a la vista. Sin embargo, por ser una alianza novedosa representa la frescura que la política de Chiapas necesita. Pero muy difícilmente sus militantes llegarán a construir un proyecto político de propuesta, al menos en cuanto a la candidatura al gobierno del estado. Creo que su mejor opción es apostarle a un candidato externo, salido de la propia ciudadanía.

Es así que mientras las dirigencias del resto de los partidos aún están por ponerse de acuerdo en el proceso de selección de sus candidatos, no pasa igual con MORENA que, siendo una calca del más viejo PRI, tiene al parecer a la persona que lo representará en las elecciones próximas.

Si ni el Frente ni el PVEM ni el PRI pueden presumir una posible nominación, el partido de López Obrador tiene la ventaja de decir que el presidente del Poder Judicial del Estado, Rutilio Escandón Cadenas, será su candidato a la gubernatura de Chiapas y será el mismísimo AMLO quien lo presente ante los chiapanecos. Esta cita con el mañana será a mediados de enero.

LA CRUDA REALIDAD

Tal vez Macbeth pronunció los más terribles versos sobre el (sin) sentido de la vida: “La vida es una sombra que pasa… un cuento/ que cuenta un idiota, lleno de blá blá blá,/ que nada significa”. Por momentos, las páginas de los diarios muestran la inutilidad de la clase política y de la mediocridad de sus propuestas, que parecen también un cuento sin sentido lleno de blá blá blá o, si se antoja tomarlo literalmente, lleno de ruido y de rabia. El mañana, tan sólo se vuelve una palabra que habla sobre el fracaso que hemos vivido y la vana promesa de que las cosas cambiarán algún día.

Hasta donde es posible ver, este es el arranque del proceso electoral: con partidos desacreditados y actores políticos que día a día salen a las calles a decirnos que urge apoyar a los jóvenes, a los artesanos, a los ancianos, a los trabajadores del campo, salvar los parques, proteger las áreas naturales, etcétera, pero ¿de qué sirve que sepan qué es lo que se necesita cambiar y mejorar cuando todo este tiempo no hay hecho nada al respecto?

¿Cómo creerles que buscan gobernar para hacer el bien común si lo palpable es que quieren acaparar poder y autoridad? Esto pone en inmejorables condiciones a aquellos que sin tanto alboroto están haciendo política, pero no en los partidos ni desde los partidos sino con la ciudadanía, cerca de la gente.

En esta cruda realidad lo que todos los aspirantes a gobernar el estado deben saber es que el Chiapas de hoy es impensable sin el Chiapas de ayer. También que el Chiapas de mañana no es la urgencia de poder, sino la necesidad que está implícita en la palabra gobernar. ¡Chao!

@_MarioCaballero

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