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DE FACTO

13 Abril 2018

Miguel Angel Culebro Acevedo

El reto: la lucha contra la pobreza y la delincuencia.

Mayúsculo es el reto de quienes aspiran a gobernar en el país, en sus tres instancias; enfrentar crudamente el problema de la pobreza extrema y la pobreza auspiciada para el clientelismo y el sometimiento en aras de mantener el poder o aspirar al mismo, es tema que la mayoría de los candidatos ni por asomo quisieran observar, porque no encuentran la fórmula de cómo enfrentar lo que para muchos es un fenómeno, pero para los estudiosos del asunto, es inducido, provocando ahora que una enorme cifra de la población abierta, principalmente juvenil, ni estudie, ni trabaje y esté vulnerable a formar parte de la delincuencia organizada. El desempleo se agudizó, según cifras oficiales, por la falta de atención al sector productivo, incrementándose por la corrupción gubernamental y la ausencia de políticas públicas para abatirlo.

Estados como Chiapas, donde se enquistó el saqueo de las arcas públicas, el desempleo ha sido utilizado como escenografía y eslogan de campaña, principalmente de mujeres, -incluyendo a las madres solteras-, para hacer un ejército de miles y miles de incondicionales ante los “programas sociales”, cuyas herramientas electoreras cobran vigencia cada tres y cada seis años, para masacrar su dignidad al exponerlas a las inclemencias del tiempo, con interminables filas con saldos de insoladas y enfrentamientos físicos por la desesperación para recibir dádivas, ante la osadía del gobernante en turno de burlarse de su naturaleza y utilizarlas para el más avieso fin. No se diseñan políticas públicas para hacer productivo este sector, porque para intereses personales de quienes representan el poder político, no les rinde ganancias.

En este proceso electoral de 2018, los aspirantes a las alcaldías y fundamentalmente a la gubernatura, no han expuesto la forma de cómo quieren aprovechar la sobrada mano de obra, que no experta, pero sí dispuesta a capacitarse y tener un empleo, pese a que han fomentado el clientelismo de mejor manera, aplicando el acarreo sólo para obtener votos a favor; no explican cómo aterrizar políticas públicas para fomentar empleos y sobre todo, cómo rescatar a los que ni estudian ni trabajan.

La única forma de abatir el lacerante conflicto social, es que cambien las estrategias de aplicar los programas sociales, en verdaderas fuentes de apoyo a jóvenes con estudios truncos desde la secundaria en adelante, incentivándolos a la preparación simultánea de un oficio, que les permita al mismo tiempo aprovechar a emplearse por medio tiempo, vinculados a empresas que estén dispuestas a aceptar a nóveles de una actividad laboral, con la oferta de que a mejor preparación académica, la posibilidad de arraigarse como empleado de esa empresa, con las prestaciones de ley, ofertando las autoridades incentivos fiscales a los pequeños y medianos empresarios para englobarse en dicha iniciativa.

Si los que aspiran al poder, desde los alcaldes, hasta el que pretende ser funcionario municipal o estatal, busca enriquecerse, de ya serán un fracaso los gobiernos que habrán de tomar el timón en las siguientes administraciones. Si su propósito es saquear al arcas públicas, el incremento de la pobreza extrema será un detonante, que no habrá poder terrenal que frene la violencia y hasta las manifestaciones de inconformidad violentas, porque un familia con hambre, seguramente está dispuesta a todo.

El mensaje debe quedar claro para Roberto Albores Gleason, José Antonio Aguilar Bodegas y Rutilio Escandón Cadenas, los tres que habrán de enfrentarse con todo para llegar a la gubernatura el próximo 1 de Julio. Si desde ya no explican a la gente como enfrentarán el problema social de desempleo, la inseguridad, la corrupción y sobre todo, la deuda pública, que suma por cierto miles de millones de pesos, nada será creíble.

Porque una cosa es que digan que buscarán mejores empleos para los chiapanecos, pero no expliquen cómo y la otra es que pretendan engañar por enésima ocasión a los votantes, sólo por el afán de llegar a sentarse a donde ha soñado la mayor parte de su vida. Peor aún, que no le digan a los electores qué van hacer para enfrentar la deuda pública y de dónde sacarán dinero para resolver los programas y acciones de gobierno; salvo que ya piensen como Manuel Velasco Coello, que ni más de 80 mil millones de pesos, tan sólo del año pasado le fueron suficientes para pisar la dignidad de los chiapanecos y aplastar al sector productivo, so pena de cárcel al que pegue de gritos.

Si no desmenuzan cómo resolver el problema en el sector salud y educativo, de nada servirán los discursos, si están convencidos que con el acarreo lograran los votos anhelados.

Si no están considerando cómo gestionar ante la Federación, el cacareado pacto federal que Chiapas siendo un territorio tan rico y que abastece en muchos rubros al resto del país, para lograr que haya productividad, con dispensas fiscales por ser estado fronterizo, -como sucede con los estados del norte- sin ser cortesanos del presidente de la república en turno, las consecuencias de la simulación y el engaño serán desastrosas, porque los chiapanecos cada día somos más pobres y consecuentemente menos productivos, pero irremediablemente más inconformes y con mayor coraje y frustración a punto de enfrentar lo que venga.

Si los que aspiran a ser alcaldes, no tienen idea que es la administración pública municipal, sin duda alguna que están ansiosos de llegar a los saqueos, sin propuestas viables de romper el lastre que se arrastra en cientos de comunidades rurales y hasta en poblaciones densamente pobladas, donde ya no hay distinción de la pobreza. Imperdonable aún, que se permita el registro de quienes se quieren reelegir, por saquear más el erario público, que servir a la comunidad a la que engañaron para enriquecerse… ahí está pues… ¡YA!

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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